MOLINOS DE BLACOS, TORREBLACOS, VALDEALVILLO Y ABIONCILLO

 






Apunte nº 50

MOLINOS DE BLACOS, TORREBLACOS, VALDEALVILLO Y ABIONCILLO

Que sepamos en estos cuatro  pueblos  se concentraron varias industrias hidráulicas. En el río Abión tres molinos y un batán,  y otros dos molinos y un batán en el río Milanos. En total siete. También existen restos pétreos de alguna industria, pudiendo ser un lavadero de lanas, por encima del puente del río Abión en Blacos. En esta localidad hubo dos molinos y un batán, en Torreblacos un molino, en Valdealvillo un molino (no incluimos  la fábrica electroharinera de últimos de siglo XIX) y en Abioncillo un batán y un molino.

TORREBLACOS.

En el Catastro del Marqués de la Ensenada (1851), en las respuestas  generales de este lugar, concretamente la diecisiete, menciona  que hay “un molín arinero” sobre el rio Abión que muele todo el año con tres muelas, propiedad del duque de Abrantes, que renta 125 fanegas de trigo.

El algún momento la propiedad  pasó al concejo, posiblemente por compra, y  posiblemente  así conste en el Registro de Almazán.

Sabemos que en 1845  el concejo  “vende” el molino  a una vecina del Burgo de Osma llamada Águeda Sánchez (1). La venta se realizó tras reunirse el concejo  y acordarlo. Fueron sus representantes en la firma de las escrituras Julián Otín, Marcelino la Herrera  y  Juan Pérez, qué era el alcalde regidor. Venden el molino harinero de 2 piedras, “sito en el río y cauce del mismo Blacos”. El valor de la venta fue de 9.500 reales. Esta  “venta” era redimible, si se quería, en 3 años, entregando cada año 3.000 reales, contando en el primer plazo otros 500. Si no se redimían en los años señalados la pertenencia del molino definitivamente  sería de doña Águeda Sánchez. Mientras no se redimiera el concejo pagaría el día último del mes de marzo de 1846 y el 30 de septiembre lo acordado.  La renta debía colocarse  en su casa sin costas, bien en  grano, bien en dinero, el primer año 1.400 reales, en dos plazos.  En el caso de no redimirse, el concejo se constituía inquilino del Molino bajo el pago de la misma renta, sin limitación del tiempo del arriendo, pudiendo la compradora alterar la renta o venderlo. Los arreglos de la finca son por parte del concejo sin cobrar nada ni deducirse de la renta. Los vecinos declararon que el molino no está vendido ni enajenado ni empeñado.

Desconocemos la necesidad que tenía el concejo en estos años y qué le llevó a hacer esta venta con retroceso, que en realidad era un préstamo hipotecario. En estos años otros pueblos cercanos también tomaron censos similares por necesidades del concejo, sin saber determinar cuáles fueron. Suponemos que se redimió y volvió al concejo.

El concejo lo vendió en los años setenta al dentista de Soria, José Moreno, que era uno de los socios de la truchera, aguas arriba.

Actualmente se puede ver entre zarzas y otro arbolado la construcción del molino que  se va desmoronando. Desconocemos cuando y quién lo construyó, y quienes fueron los primeros propietarios, aunque por el estilo podría ser del siglo XVI, o anterior. Este molino tenía un azud (balsa de contención de agua), que llegaba por una aceña o caz desde una represa  por encima de donde se construyó la truchera, ya en término de Blacos. Esta represa era muy antigua, aprovechaba un desnivel del cauce del rio,  sobre un basamento de roca de aglomerado.  Hace pocos años se derribó por motivos ecologistas, sin contemplar que era una construcción histórica.

Con el tiempo podremos hacer una lista de Molineros que se emplearon, como fueron  Julián Oliva, casado con una hermana de Benedicta Simal,  de Blacos. (2) Tengo recuerdos de infancia de cuando ejercía de molinero Pedro Martínez, casado con mi tía abuela, Lamberta García Lafuente, allá  por la década de los sesenta, y bajábamos mis hermanos y yo a visitarlos (8)

(Edificio a cuatro aguas de mampostería con esquina de sillares. La portada del zaguán que hace de recepción de grano y entrega de molienda, es amplia y tiene un dintel de una pieza de piedra, soportado por dos mochetas que descansan sobre  jambas de sillares. Sobre este dintel hay otro, ligeramente curvado, de tres piezas haciendo la central de clave, cuya función es descargar el peso de elevado hastial; entre ambos hay un hueco de flexión. Las ventanas que dan al suroeste son pequeñas y enmarcadas de sillares desiguales. La del camino del Guijar es una ampliación hecha con ladrillos de otra más pequeña. La más grande, sobre la puerta, debió ser la habitación principal y tiene resaltado un vierteaguas o alfeizar. En la tramada o alargamiento norte hay una ventada geminada con una pilastrilla o mainel. A los pies dos modillones sujetaban un madero. Al norte había pequeñas construcciones de zahúrdas para guardar cerdos y gallinero. Posiblemente sea el más antiguo que perdura de la zona, posiblemente del siglo XVI. Una pena que se permita la ruina de un edifico histórico.)

BLACOS

De los molinos de Blacos existe bastante información en el blog “blacoshistorico”, en el apunte nº 28 “Construcciones urbanas singulares: molinos y batanes (I)” de julio de 2022. (3) 
En Blacos hubo dos molinos y un batán, desconociéndose las fechas de su construcción y quienes fueron los encargados de ello. Sabemos que a finales del siglo XVI pertenecían a los Padilla, señores de Calatañazor, concretamente, a Ángeles de Padilla. Esta señora los vendió a un vecino del Burgo de Osma, Roque de Cogollos (4), para sufragar la dote de una monja de su familia que ingresó en un convento concepcionista próximo a Santa Gadea (Burgos). El mayorazgo, y por supuesto los molinos, de forma indisoluble, perteneció a varias personas vecinos de Granada. El más famoso fue el General Mariano Álvarez de Castro, Marqués de Gerona.

Existe bastante documentación de los molinos en los protocolos notariales del Burgo de Osma, sobre todo de los arreglos y algún pleito de la Real Chancillería de Valladolid, y un acuerdo con el concejo para regar los prados con agua por encima de la presa.

La venta de las propiedades del mayorazgo se realizó en la última década del siglo XIX, Tenemos información de la venta de las fincas de Blacos, pero no de los molinos. Los últimos propietarios vivían en Madrid, Jaén y Granada. Es bastante probable que lo compraran varios socios del pueblo, que constituyeron una electroharinera a principios del siglo XX. Estos lo cedieron al Ayuntamiento que finalmente lo vendió a Juan Gómez Pérez, de la misma vecindad, por 100. 000 ptas. Este dinero se empleó en el alumbrado del pueblo.

 

VALDEALVILLO

El 1 de febrero  1839, Canuto del Amo  y su mujer María del Burgo (con licencia marital),  y ambos de Valdealvillo, que residían en el Burgo, venden el molino a Manuel Zorrilla, vecino del Burgo. El molino era de nueva planta, construido por los vendedores. Este molino estaba en la Peñuela, del puente de la carretera aguas abajo.  Tenía agua, cauce, desaguadero, dos piedras, y todo lo necesario para su funcionamiento. Junto al molino tenía una heredad de dos celemines de sembradura. Se vendió por 13.620 rs. (5)

En 1847 hay una obligación de Agustín Ortega y su mujer María Santos García   “de mancomun et insolidum” con Marcos Ruiz Zorrilla, por 800 reales,  que dicen que le deben. Deben pagar 400 reales el día de Todos los Santos, y lo demás igualmente el mismo día de 1848. Estas cantidades eran deudas del alquiler del molino. Como hipoteca figuran varias fincas  de María Santos en Cantalucia. (6)

En 1849 Manuel Ruiz Zorrilla, comerciante del Burgo, da en renta el molino a León Marín, vecino de Valdealvillo, por el tiempo de tres años. Cada año debía pagar 50 fanegas de centeno y además debía pagar 446 reales  de atrasos, puestos donde se les indicara. León contraía la obligación de limpiar dos veces al año el cauce y arreglar los desperfectos ocurridos siempre que no superaran las  cinco peonías (si era más lo asumía el propietario). El  molino tenía cuatro piedras molares de 42 dedos de grueso, en buen estado. Fiadores del contrato fueron Luis de Lafuente, Francisco González, Tomás García, todos vecinos de Blacos, y Lázaro Martínez, de Rioseco. (7)

En 1857 seguía  de molinero León Marín, desconociendo quienes fueros los siguientes molineros y  el último, así como los propietarios  del mismo hasta que se alzó  la fábrica electroharinera a finales del siglo.

En los planos del nuevo puente de piedra  sobre la carretera Soria- Aranda, realizado en 1858, se aprecia a su entrada, la demarcación del canal o cauce que conducía al molino.


 

ABIONCILLO

En el Catastro del Marqués de la Ensenada,  en las respuestas generales de este lugar,  se dice que hay un batán y un molino harinero de una muela, del que “dicen de cañón”.  Son de propiedad del Duque de Abrantes y de  Don Sancho Tovar, vecinos de Madrid. Los lleva en arriendo Manuel Vinuesa, vecino del pueblo “donde dicen la hoz” que renta el batán 200 reales  y el molino 78 medias de trigo.

En 1897 el molino está en manos de particulares. Estaba  localizado en La Hoz del LLueco, con presa y cauce de medio kilómetro. Tenía colindante una huerta cerrado de pared, al sur del río Abión,  de seis celemines de sembradura. También había, en El Cerrillo, la casa del molino con “planta baja, un pico y desván” lindante a liegos por todos los aires.

El molino rendía 50 fanegas mediadas de trigo centeno, que se repartía de la siguiente manera entre sus varios propietarios: Marcos García Vinuesa  (11 f, 8 z); Filomena García (9 f, 6 c, 2 ½ c); Daría Sanz (9 f, 6 c, 2 ½) (viuda); Pedro Pascual (15 f, 7 z, 2 c); Leocadio Vinuesa (3 f, 6z, 1 c). Todos de Abioncillo

La casa del molino tenía distintos propietarios, de forma que correspondía en proporción a Marcos García (1/8); Filomena García (3/8); Daría Sanz Torroba (1/8); Pedro Pascual (1/8); Leocadio Vinuesa (1/8); Idelfonso Antón (1/8)

El molino se vende parcialmente en 1897, las partes de Marcos y Filomena.  En la firma de las escrituras se aporta la autorización a Filomena por parte de  su marido Santos Tejedor Valle. Aunque tenía gravada  el molino una carga de un censo de 55 r “de pensión anual” de Marcos y Filomena, que la adquirieron por herencia de sus padres  Leandro García y Clotilde Vinuesa. Estos no tenían escrituras de propiedad y tuvieron que hacerlas en Calatañazor. Lo venden por  2.250 pesetas, en moneda de plata y billetes del Banco de España. Los compradores fueron Prudencio Gonzalo Caballero  y Gregorio Marín Ropero (9) (10). Prudencio, Filomena y Daría no firman la compraventa por no saber escribir.

     


 

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NOTAS ACLARATORIAS

1) Doña Águeda hace  el contrato de venta bajo el consentimiento de su esposo Luis Bueso, es decir, con licencia marital.

2) La madre del molinero se llamaba Marciana y tuvo 11  hijos que  estaban de molineros en Boos. Los padres de  Benedicta  Simal Pacheco, era Pedro (de Osona) y Felipa (de Fuentelárbol). Hacemos la reseña para indicar la movilidad de los molineros.

3) https://blacoshistorico.blogspot.com/2022/07/

4) Roque de Cogollos tenía tierras  y casas en la zona cercana del Burgo, en Blacos, Torreblacos, Torralba, etc. Fundó un mayorazgo  junto a su mujer María de Escalante, también vecina del Burgo. Más información en el blog  “blacoshistórico” https://blacoshistorico.blogspot.com/2024/05/el-mayorazgo-de-cogollos-en-blacos.html

5) AHPSO, Pt. notarial BO, de Idelfonso de  Sienes; signatura 3216, año 1839, ff: 13 r- 16 v.

6) AHPSO, Pt. notarial BO, de José Antonio Echevarría, de 1847. Signatura 3218, ff: 31 r-32 r.

7) AHPSO Pt. notarial BO, de Idelfonso de Sienes, de 1847 Signatura 3218, ff: 473 r-474 v.

8) Los molineros se movían de molino a molino, de pueblo en pueblo. El molinero Pedro Martínez Hernando, tío abuelo del que escribe, nació el 1/8/1888 en Rello, hijo de Pedro (de Caltojar)  y Antonia (ambos vecinos de Valderrodilla). Sus abuelos eran de Berlanga. Estuvo que sepamos en Fuentelárbol, Molinos y  Salduero. Se vino a Torreblacos por los años cincuenta. Casado con Lamberta García Lafuente, de Torreblacos (su padre de La Mercadera, su madre de Blacos). En otros apuntes, si procede como se conoció el matrimonio.

9) Gregorio Marín era el abuelo de tía Antonia (nacida en La Cuenca) y suegro del tío Teodoro (de Blacos). Estaba casado con María Asunción  Gonzalo (de Rioseco). Los padres de tía Antonia eran Manuel Marín  (1859-1913) (estuvo de molinero en La Cuenca) y Felipa Rubio. Hermano de tía Antonia fue Prudencio (Natural de Calatañazor)  que estuvo de molinero en Blacos.

10) Cuando Gregorio compra la parte del molino era vecino de Calatañazor. En 1905 tuvo un juicio por dar muerte a su esposa el año anterior. Ocurrió el dos de agosto. Parece ser que su yerno, casado con su hija Antonia, tenía “encuentros” con María Asunción. Gregorio despachó al yerno y en su ausencia, a las cuatro de la mañana, tras una discusión, donde ella reconoció los hechos, la asesinó dándole tres golpes en la cabeza y un corte de cuchillo al lado del cuello que le provocó la muerte.  En la sentencia se le consideró autor material, pero no responsable, ya que actuó en defensa propia y como consecuencia de un miedo irreparable “a un mal igual o mayor”. Fuente: Heraldo de Soria 10/9/2021. Basado en el libro “Crímenes y asesinatos en Soria” de José Vicente Balsa Frías.

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Pinto a 26 de noviembre de 2024

Serafín Pérez García

Serafín.perez.2014@ gmail.com

 

  

SERVICIO MILITAR


 







Apunte nº 49

                                                   EL SERVICIO MILITAR

 

PRETENSIÓN

Conocemos muy poco sobre las personas que sirvieron las armas en Blacos, tanto de forma obligatoria, por levas, o de forma voluntaria. Los varones agraciados en las quintas no querían salir  del pueblo, ni dejar a sus familias y haciendas, sabiendo que era para muchos años  y que   quizás, Dios sabe,  jamás volverían. Estas largas ausencias  suponían para las familias un gran quebranto económico, sobre todo para las más necesitadas. Algunos se reengancharon de militares,  otros murieron en algún lugar de América, África, Francia, en las Guerras Carlistas o en  la Guerra Civil Española. 

En el siguiente apunte describiremos el caso particular y curioso  de sustitución de un mozo de Torreblacos en época previa a la Primera Guerra Carlista  y finalmente, anexionamos  los que creemos que fueron movilizados en la Guerra Civil.

SERVICIO A LA PATRIA (1), SERVICIO AL REY,  SERVICIO AL EJÉRCITO,…

El servicio de armas al rey se instituyó desde muy antiguo, desde la Edad Media, con la obligación de servir una de cada cinco personas útiles comprendidos  en cierta edad. Por eso se les llamó quintos; término que ha perdurado hasta nuestros días para aquellos que se sorteaban para los remplazos  anuales del ejército.

Hubo épocas en la Edad Moderna  en las que cada municipio debía aportar algún soldado, y para ello el Ayuntamiento debía proveerle de ropa, comida y dinero, o una mula para que tuviera los medios de vida (de aquí que en algunos lugares se permitiera a los concejos vender tierras de propios para compensar estos gastos). Esto era excepcional ya que los Tercios eran cuerpos de voluntarios y si necesitaban personal contrataban a vagos (personas que no tenían domicilio fijo) y maleantes condenados.

Felipe V creó los Regimientos.  Y como se reclutaban mozos, a los afortunados se les llamaba “reclutas” de remplazo o quintos. Había como dos tipos de reclutas: los voluntarios y  los de sorteo.

En la época de Carlos III, se hacían  sorteos  anuales entre los varones útiles comprendidos entre los 17 y 37 años. El servicio  militar duraba ocho años. No había sustitución, es decir que no podía ir una persona por otra (graciosamente, como siempre, y en otras obligaciones, no entran los varones de forma obligada de Cataluña y Vascongadas). Hasta la última Guerra Carlista (1876) las provincias vascas estuvieron exentas  de quintas.  Se le llamaba ir a la mili  “contribución de sangre”, más bien por el quebranto personal y consecuencias crueles para la familia. En 1867 seguían siendo ocho años en activo y  cuatro de reserva, y no había sustitución  aunque se permitía el reenganche por sustitución. En este año se iba a la mili a los 20 años y el servicio era de cuatro años permaneciendo en la reserva otros tantos. Un soldado fallecido en la guerra de los Pirineos, en Francia, en 1794 fue Jerónimo Escribano. La

Constitución  de 1812 decía en el Artículo nº 9 “Está obligado todo español  a defender la patria con las armas cuando se les llamara por ley”. Las Guerras Carlistas precisaron de muchos soldados  y fueron mozos del pueblo alistados con las tropas realistas. Participó en la primera Tomás Ballano (1789 -), recién casado con Cecilia Escribano



 

(Este recorte es del “Noticiero Soriano” de1921. Relata la triste vuelta a casa de un superviviente de la batalla de Montearruit, en el Rif, localidad donde se hizo una masacre a las tropas españolas muriendo la mayoría acribillados al no respetar los rifeños los términos de la rendición acordados. Fue una traición. Los supervivientes regresaron como pudieron a sus casas, tras ser liberados tiempo después, seguramente tras pagar un rescate.  Seguramente fue prisionero y liberado. La guerra acabó en agosto de este año)

A muchos soldados les tocaba ir a Ultramar, a las últimas colonias no emancipadas. Algunos de Blacos participaron en la guerra de Cuba de 1898. Se sabe de Frutos Tejedor Martín, del Regimiento San Fernando,  que  se repatrió de Santiago de Cuba el 10 de agosto de 1998. Llegó en el vapor Alicante al puerto de la Coruña. (2) Lo mismo ocurrió con Victoriano González, del Regimiento Luchana. Anteriormente en 1883 estuvo en Cuba  Víctor Tejedor Gañán. (3) 

En la Guerra de África, en Alhucemas, estuvieron Alfredo Gonzalo Ropero. (4).  Evencio Martín Gómez (5), perteneciente  al Batallón Castilla nº 16  de Melilla, y herido en la toma de Sebt. Benito Gonzalo Lafuente (6), Marcelo Lafuente Gonzalo (16). etc. 

 

Capitan Marcelo Lafuente Gonzalo (1875 - 1948)  
Teniente Benito Gonzalo Lafuente 

Después de la  Semana Trágica de Barcelona (1909),  en 1912,  se impuso el servicio militar obligatorio para todos los varones, aunque se mantuvo los soldados de cuota, que eran aquellos que pagando un dinero  se les reducía el tiempo de servicio militar  y evitaban ciertos destinos. (14) Los que no pagaban tenían que estar tres años de mili. Esto duró hasta la Guerra Civil, donde  se movilizaron las quintas del 1928  al 1939, es decir, los nacidos y no exentos,  del año 1907 al año de 1918. En el anexo final, se exponen los quintos movilizados nacidos en Blacos, la mayoría en la “zona nacional”. Posiblemente la lista sea inexacta, pero están la mayoría. Hubo, que sepamos,  dos  que fallecieron, Ciriaco Verde ManriqueIsaac Escribano Manrique (7). Acabada la Guerra algunos no fueron licenciados, como mi padre,  Liborio Pérez, Julián Gonzalo y Cecilio Origüén, que tuvieron que estar tres años más, debido a que el tiempo de guerra no se les consideró mili.

Después  de la guerra, la mili fue obligatoria, con diferentes periodos de duración. Los sorteos y los  libramientos se hacían en las “cajas de reclutas”, y nadie quería que les tocara en suerte, Ceuta, Melilla, Canarias, Sidi Ifni, El Aaiún, etc.

Con la Ley de Reducción de Efectivos de los años ochenta había libramientos por exceso de cupo. (No fui  de los afortunados,  pero me pagaron 900 ptas., aproximadamente, al mes por servir a la patria. Mi quinta fue la del 78). La mili obligatoria  se abolió definitivamente en el año 2001.

LOS SORTEOS  Y LA CAJA DE RECLUTAS

Antiguamente los regidores (alcaldes) del pueblo,  junto con el cura,  que aportaba el libro de bautismos, hacían  un padrón de  mozos  en edad militar que hubiesen sido bautizados o no en la parroquia. Se les convocaba a la casa concejo, (a campana tañida),  aunque ellos ya lo sabían porque se les había avisado con acuse de recibo  Había un fiel de hechos, que hacía de escribano y levantaba acta de la reunión. Para defender a los mozos actuaba el cura o el diputado síndico, si lo había.

Este reparto de quitos se hacía proporcional al número de habitantes de cada municipio, al que se le daba las  décimas que le correspondían,  que debía juntar con otros municipios para sortear al quinto. El ayuntamiento recibía un comunicado de Soria indicando el número de mozos o fracción que le correspondía. Al sorteo general se le llamaba también de décimas para mozos no exentos. En 1834 por la insurrección carlista en el País Vasco se necesitaban 25.000 hombres entre 18 y 24 años. La provincia de Soria, en este año, aportó 243 hombres.  (De esta época es la sustitución del mozo de Torreblacos Julián Gómez, que tratamos más adelante, por uno de la Ribera del Duero).

Una vez juntados los mozos en la casa concejo se les medía y se  hacía un “juicio de exención”, para aquellos  que  mostraban causa justificada  para librarse de la mili. Estos motivos variaron según los años y las necesidades de los ejércitos. De esto hablamos en el siguiente apartado. Debió ser temeroso y discutido. Tanto era así,  que muchos casos no se resolvían y se mandaban al “Consejo Provincial de Alistamiento” o la Diputación, cuando se instituyó,  para que allí se decidiese si era útil o no para el servicio militar.

El acta de los mozos sorteados llegaba a la Caja de Reclutas de Soria, donde se les “seleccionaba” y se les daba destino “por sorteo o designación”.

LIBRARSE DE LA MILI

A lo largo de los años y de diferente maneras, los  mozos llamados a quintas podían librarse del servicio militar, siendo muy  fácil para la gente “con posibles”  y más difícil  para los pobres.  Llegó a haber, a lo largo de los tiempos, hasta 14 causas para poder librarse. Aparte se permitía  la sustitución,  que era poner una persona en lugar de otra, si alguien se prestaba a ello. La sustitución  venía costando entre 6.000 y 8.000 reales durante el siglo XIX. También se podía redimir  en metálico, que era pagar a la Hacienda una cantidad de dinero en metálico por no incorporarse (8). Estaban exentos de mili  los nobles, funcionarios, etc.  Y según la talla ibas a un cuerpo de prestigio o a otro.

Había exenciones legales para librarse de la mil como el ser religioso, tener  inutilidad física, ser hijo de padres impedidos o sexagenarios, o viuda, pobres, tener otro hermano en filas, etc.

 A lo largo de los años y según la necesidad del ejército se aumentaban o disminuían las causas.

La talla era un motivo para  librarse: el mínimo solía ser de 4 pies, 10 pulgadas, 6 líneas (unos 1, 40 m aprox.)  Nadie era alistado bajo esta talla.  En otras épocas como pudo ser en 1856 la talla era de 1, 596 m. El tallaje también variaba según las necesidades militares. (9)

La falta de dientes solía ser motivo de libranza siempre que fuesen la mayoría de las piezas, (se alegaba porque solían sujetar  con los dientes las vainas de los proyectiles). Los de vista torcida también eran exentos, y los que tenían licencia por causa criminal (los pendientes de juicio). El médico o cirujano decía si había deficiencia física. Si las excusas que exponían los mozos, o sus padres,  no se consideraban motivo de exención el escribano  ponía “entra con exención en el sorteo”. Hubo épocas en las que tener  padres sexagenarios (en estas épocas a estas personas se consideraban ancianas e inútiles) o ser hijo de viuda era causa de exención. Eran exentos los que tenían”falta de juicio” y los ya licenciados.  Los balbuceantes no eran exentos.

Otra forma de librarse, como ya dijimos anteriormente, era la rendición y la sustitución. En 1821 estaba prohibida la redención y la sustitución, pero esto se burlaba constantemente. En 1837, en la Ley de Remplazos, quedaban excluidos del servicio militar “los que hayan puestos sustitutos en término y por el tiempo que presentes las leyes, ordenanzas o decretos”. En este año, si no había suficientes solteros, se podían incluir a los casados, excepcionalmente.

En 1878 se podían hacer sustituciones de un hermano por otro, siempre que el destino no fuera ultramar. En  la guerra de Cuba de 1868, como no había soldados suficientes se les alargó  el periodo de mili, pagándoles 2 ptas. al día.

Exceptuado fue Nicolás Pérez Sanz, en 1884, para los próximos cinco años, por ser hijo de viuda pobre. (10) Saturnino Romero Gonzalo (11) de la quinta de 1889 ya que medía 1 m 490 mm y no alcanzaba para el servicio militar y quedó exento. Vicente Vinuesa Gonzalo,  de 26 años, de la quinta de 1889 porque no alcanzó la talla, medía 1,598 mm y se libró por ser hijo de viuda pobre. (12) Bruno Regaña Cubillos, de  1 m 695 mm, tenía  hernia inguinal derecha y quedó exceptuado.

En los últimos años de siglo XIX  y principio del XX se libraron personas porque emigraron a América y se les declararon prófugos  publicándose esta condición en los diarios oficiales de la provincia, y pasando a la condición de en busca y captura. Felipe Moreno lo era en 1861 (13); prófugo se le declaró en 1922  a Matías Martín García, que estaba en la Patagonia, a mi tío Teófilo Pérez, durante la guerra, aunque este estaba alistado en el ejercito republicano de Madrid, etc.


Desconocemos como pudo ocurrir esta situación, pues Antonino Pérez Martín (1983- 1964), tenía en esta época 20 años y era quinto. Había emigrado entonces a América?                                                         


Miguel Gañán  (1848-1933) estaba casado con Teresa Ramírez (de Benafarces, Valladolid).  Viudo  se casó con Petra Gómez, en 1894. Miguel Gañán era el padre del tío David. Desconocemos como se solucionó esta situación. Esta historia queda pendiente de investigar. (15) 


UN CASO DE “SUSTITUCIÓN” EN TORREBLACOS

El caso que se describe  se encuentra en un  Contrato u Obligación que hizo el mozo de Torreblacos Julián Gómez, el 20 de mayo de 1833 y que se conserva en los protocolos notariales del Burgo de Osma. El contexto histórico es el comienzo de la Primera Guerra Civil Carlista, que duró siete años.

Julián Gómez tenía 22 años y era huérfano de padre, y su madre se llamaba Juliana. Vivían en Torreblacos aunque descendían de La Mercadera.

Resultó que en el sorteo de quintos  para el remplazo del ejército “decretado por S. M. que Dios guarde”, de Vadocondes (Burgos y obispado de Osma)  es agraciado el mozo soltero Indalecio Cuesta. Su padre, Bernardo,  no quiso que su hijo fuera a la guerra, y le buscó sustitución.

No sabemos cómo se pudo poner en contacto con Julián, aunque había entonces “empresas” para conseguir estos favores, buscando a gente desgraciada para este menester. O bien se enteró del mozo necesitado por algún comerciante de la zona.

Bernardo propuso a Julián la sustitución de servir en el remplazo  por ocho años, o el tiempo que fuese librado y siempre que su madre lo consintiese. Se convino que se le diera la cantidad de 2.600 reales de la siguiente manera: 600 reales inmediatamente cuando fuese admitido “el resellado” por la Junta de Revisión de Aranda de Duero. Los 2.000 restantes cuando se hubiera cumplido los dos años de servicio. Estas cantidades se debían depositar en la casa de un comerciante de confianza del Burgo, D. Antonio Sanz, que tenía tienda en la calle Real (debía descender de Torreblacos, Valdealvillo, o La Mercadera, ya que allí tenía tierras, por herencia de su abuelo Mariano Sanz) para que las recibiera su madre Juliana. Y en el caso del fallecimiento de esta, lo recibiría su hermana Benancia. Para apreciar esta cantidad de dinero, en 1837 un médico de pueblo podía ganar alrededor de los 4000 rs. y un obrero alrededor de 4 reales diarios.

Aparte de la cantidad reseñada se le debía dar un vestido de paño negro completo, de pantalón, chaqueta, chaleco, sombrero, dos camisas, un par de calcetas y dos pares de alpargatas. Y además le debía mantener en su casa hasta que fuere destinado al Regimiento.

En la obligación se decía que “aceptaba, por libre y espontánea libertad, y sin ser buscado, amenazado, forzado, ni violentado por persona alguna”

Desconocemos, aunque lo hemos buscado,  si se incorporó; y si lo hizo,  volvió vivo de la Guerra o quedó sepultado por los campos de España como tantos miserables.

OTROS  CASOS: 

                                         RIOSECO : 

En 1830 el mozo Francisco Pérez, de Rioseco, hace contrato de sustitución con un sorteado en el Burgo de Osma llamado Juan de la Cámara. El padre de Juan  llamado Francisco le propone al mozo la sustitución por 1.500 reales siempre que lo haga libremente y con el consentimiento de su madre Rosa Sanz, que era viuda de Pedro Pérez.  El tiempo de servicio sería de ocho años. Cobraría 500 reales al partir del Burgo y los otros 1000 una vez pasado dos años en el servicio. Es sorprendente que en la obligación (contrato) Francisco firma con muy buena letra. El precio está muy por debajo del que se pagó por la sustitución de Julián Gómez. Cuando se suscribió no había guerra, pero a este inocente mozo le esperaba la Guerra Carlista, que duró del año 1833 a 1839. Desconocemos si volvió al pueblo. (AHPSO caja 3215 ff: 77 r- v, 70r.) 

                       VALDERRODILLA: 

Autorización de una viuda a su hijo Carlos López la Torre para hacer una sustitución con uno de Berlanga llamado Manuel Abad González. Se firmó la obligación por 3400 rs. 2.000 al resellado y el resto cuando llevara dos años de los ocho del servicio. Lo cobraría su madre María Latorre  y si falleciera su hermano Antonio.

AHPSO caja 3215 folio 70 recto

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NOTAS ACLARATORIAS

1)  El concepto patria es ambiguo. Sentimentalmente puede ser el lugar donde uno ha nacido, o sus padres, o el lugar de acogida (segunda patria). Con la revolución burguesa del siglo XIX, más bien es un territorio donde residen los bienes muebles y raíces, o un territorio de privilegios forales. Actualmente es el país con el que se tiene identidad. Pero para muchos es un lugar de protección.

2)  Fuente: “La Correspondencia de España” del 29 de agosto de 1898.

3)  Hijo de Marino Tejedor Gonzalo (1859) y Teodora Gañán.  Su abuelo Lucas  era de Torralba.  Pidió contraer matrimonio con Vicenta Hernando Herrero, de Torreblacos. Se leyeron las amonestaciones  el 6, 13 y 20 de abril 1884. Se casaron el 10 de mayo tuvo que traer Víctor “certificación de su soltería” del Ejército de ultramar De Cuba, Regimiento número 1, en 1883.

4)   Hijo de Antonio Gonzalo y Lucía Ropero.

5)   Hermano de tía Pepa y Sofía. Hijo de Isidro y Lucía.

6)  Fue teniente  del Regimiento Wad- Ras de Madrid. Hijo de Juan y Cecilia, perteneció al Batallón Expedicionario de Infantería del Rey nº 1. Su ascensión a Alférez  fue en 1923 (Revista Ejercito y Armada). Pariente lejano del que escribe.

7)  Ciriaco Verde Manrique  (1914), hijo  Hilario y Eustiquia e  Isaac Escribano Manrique (1914), hijo Anastasio y Eleuteria. Desconociendo el lugar de los fallecimientos.

8) En 1837, en plena Guerra Carlista, se permitía la redención en metálico que era entre 2.000 y 5.000 reales. En 1851 era de 6.000 reales. En 1859: 8000 rs. 1975: 8.000. 1877: 2000 ptas. Para no ir a la guerra de Cuba de 1868: 6000 reales. Había seguros desde el siglo XIX para pagar cuotas por si tenías que redimir en metálico y se pagaba desde el nacimiento del hijo. También se pedían créditos para estos menesteres.

9)  En 1835: 1pie= 27,8 cm. 1 pulgada= 2,3 cm.  1 línea =2 mm

10) Nicolás Pérez Sanz, (1866 – 1943). Se casó con Antonina Gañán, de Torreblacos, en 1888. Viudo se volvió a casar con Fidela Gañán Cubilla, hacia 1912. Era el padre  del Marcelo Pérez, que muchos hemos conocido.

11) Nacido en 1873, y casado con Librada Frías, de Torreblacos. Hermano de Juan Romero (1874- 1943) padre de  Cristina Romero. 

12)  (1872- 1939). Casado con Petra Cubilla Escribano. Padre de tía Aurelia y suegro  de tío Evaristo.

13) “Felipe Moreno, de 20 año, y estatura cumplida pelo (…) ojos  bastante grandes, cara regular, barba naciente, color muy moreno, viste  chaqueta, chaleco y calzón de paño basto bastante andrajoso, medias blancas, calzado albarcas, ocupado en la provincia de Zaragoza, de oficio Pastor y otras”. Boletín Oficial de la Provincia de Soria nº 64 del 29 de mayo 1861.

14) El fin del “soldado de cuota” era aportar ingresos al ejército que era deficitario y favorecer a los de siempre. Así por reducción a 10 meses se pagaba 1.000 ptas. 5 meses, 2.000 ptas. Y además podían elegir destino. Los demás tenían que servir tres años

15)Teresa Ramírez Moreno era hermana de un maestro interino  que hubo en Blacos llamado Gaspar Ramírez Moreno en   1893 y 1894. Este maestro estaba casado con una viuda de Huerta del Rey llamada Filomena de La Cámara  Rica en 1891. Fallecida esta, se casó con Petra Bárcenas, tuvo una niña llamada Julia, bautizada en la pila de Blacos en 1898. Estas familias vinieron al pueblo con el cura Gaspar Moreno Carbajosa que estuvo de párroco desde  1854 a 1880. Este  cura está enterrado en el cementerio.

16)Marcelo Lafuente fue  2º teniente de infantería de Regimiento Isabel la Católica de Valladolid.  Jubilado como capitán, residió en Soria y largas temporadas en Blacos, con su esposa Tomasa Sanz Ropero.  

 

                                                  ANEXO

PERSONAS NACIDAS EN BLACOS PARTICIPANTES EN LA GUERRA CIVIL

(La tabla refleja los quintos nacidos en el pueblo, en los años en que se hicieron movilizaciones. Posiblemente falte alguno. No todos participaron en la Guerra Civil, por diferentes motivos: estaban en América, o vivían en la zona republicana, o habían fallecido antes de la guerra, o eran exentos por algún motivo importante.) . Lamentablemente casi todos participaron, la mayoría en la zona nacional. Se conocen con certeza dos fallecidos, de la zona nacional, que vivían en el pueblo. Si falleció alguno nacido y que no vivía en el pueblo, lo desconocemos.

Quinta del 1928  (1907)

Alejandro Muñoz, Rafael García Sancho, Hilarión Gonzalo Vinuesa,

Quinta del 1929 ( 1908)

Alejandro Muñoz, Rafael García Sancho, Hilarión Gonzalo Vinuesa

Teófilo Pérez Gonzalo, Vicente Escribano Martín,

Quinta del 1930 (1909)

Sinesio Martín Antón, Asterio Sanz Tejedor, Daniel Gómez Pérez

Quinta del 1932 (1911)

Doroteo Escribano Gil, Moisés Gonzalo Tejedor, David Gañán Gómez, Teógenes Mariano Martín Gonzalo,

Quinta del 1933  (1912)

Mariano Muñoz González, Mariano Romero Frías, Teodosio Marín Rubio, Pedro Ricote Gañán

Quinta del 1934 (1913)

Benito García Gonzalo, Eusebio García Martín, Toribio Pérez Gonzalo, Juan Gómez Pérez, Enrique Gonzalo Tejedor, Manuel Marín

Quinta del 1935 (1914)

 

Isaac Escribano Manrique (+), Enrique Gonzalo Tejedor, Toribio Escribano Gil, Ciriaco Verde Manrique (+), Argentino Pérez Tejedor, Adolfo Escribano Pérez

Quinta del 1936 (1915)

Jacinto Escribano Gil, Jesús Gonzalo Tejedor, Lucio Gómez Pérez, Higinio Romero Fernández, Isidro La Villa Esteban, Agapito Sanz Tejedor.

Quinta del 1937  (1916)

Mariano Sanz Pérez, Ángel Martín Gonzalo, Maximiliano Gonzalo Lafuente, Avelino Tejedor Pérez

Quinta del 1938 (1917)

Jesús Gonzalo Tejedor, Francisco Lafuente Sanz

Quinta del 1939 (1918)

Liborio Pérez Gonzalo, Ángel Gómez Pérez, Atilio Tejedor Pérez, Prudencio Lafuente Gañán, Julián Gonzalo Tejedor, Luis Verde Manrique, Máximo Sanz Tejedor, Venancio Tejedor García, Cecilio Origüén Chico

Quinta del 1940 (1919)

Hipólito Escribano Manrique, Cayo Pérez Origüén,

Quinta del 1941 (1920)

Anastasio Gonzalo Moreno, Ismael Romero Frías, Adolfo Tejedor Pérez, Teodoro Romero Frías, Carlos Gonzalo Moreno, Germán Sanz Tejedor,

Quinta del 1942 (1921)

Manuel Gonzalo Tejedor

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TORIBIO PÉREZ (1913-1924)
LIBORIO PÉREZ (1918-2010)
FRANCISCO LAFUENTE SANZ (1917- 1988)


Blacos, 5 de noviembre de 2024

Serafín Pérez García

Serfín.pérez.2014@gmail.com