"EL PAÍS PINTADO EN SI MISMO"
O
EL RECONOCIMIENTO A LOS QUE LUCHAN POR EL PROGRESO”
Consideraciones:
1. Mi objetivo del blog, desde el principio, es encontrar a un un grupo de personas para
trabajar en equipo y los artículos fueran mas profundos y contrastados. De no ser así,
esto queda para quien quiera continuar.
2. Me han dicho que lo que escribo es poco atractivo para el interés de algunos lectores.
No es estudio histórico, más bien una crónica. Seré un poco más ameno.
Al asunto:
Lo que a continuación narro, está sacado de una "sección de opinión" llamada "El país
pintado en si mismo" del diario liberal de la mañana "El Imparcial" editado en Madrid
(periódico de noticias adelantadas) del 18 de diciembre de 1867 y escrito por un tal M. de M.
El asunto es el reconocimiento que tiene un cura de aldea francés en dicho
periódico , por haber hecho no sé que y, el poco reconocimiento que se hace a nuestros
compatriotas que luchan por el progreso y el bien común.
El no reconocido, en este caso, es el cura de “Val de Narros”, Pedro José Alfaro, que estuvo ejerciendo
desde 1835 a 1867 y después se jubiló. (1)
Se entiende que el reconocimiento debería haber sido por ser progresista y un visionario,
un cura de ideas liberales, que hacía cosas prácticas para beneficio de la gente.
Su idea y proyecto era hacer regable a la Vega del Abión.
Empezó su tarea en Val de Narros. Tuvo desde el principio la oposición del amo del molino
y de los terratenientes. Pensemos que en esta época los pequeños propietarios apenas si
eran un tercio de la población, vivían del arriendo y tenían las peores fincas.
Los terratenientes eran los propietarios de los mayorazgos y la Iglesia, partidarios
de mantener las cosas como estaban desde tiempo inmemorial.
Ademas de la oposición de los terratenientes tuvo que lidiar con la mentalidad
de los aldeanos, que como decía Loperraéz, historiador de la diócesis, eran perezosos,
acostumbrados a poca tierra, a las ovejas y la carga de leña para casa o para venderla en
el Burgo.
El cura hizo los planos, las nivelaciones, y comenzó las obras de las acequias, de la presa
y el sistema de reparto del agua, como pudieran ser las trampillas.
No me imagino el esfuerzo que le tuvo que costar al cura.
Pero teniendo la infraestructura era necesario tener conocimiento sobre el cultivo
de regadío, nuevas semillas y plantaciones. No olvidemos que una de las preocupaciones
de la Diputación de Soria en esta época era enseñar a cultivar la tierra a una sociedad
ganadera que consideraba las ovejas un valor seguro frente a los cereales que dependían
de la suerte anual del clima, pero los ganados iban a menos.
El cura hizo una huerta a un kilómetro del pueblo, a modo de escuela de agricultura.
Sembró de todo y sobre todo árboles y frutales para que se aclimataran. Hicieron pozos
artesanos y un vivero con nogales, chopos, etc. (Recordemos el interés que tenían las
instituciones de repoblar y el poco interés y desprecio de los paisanos sobre este tema
durante todo el siglo XIX y principios del XX)
Según M. de M. el progreso fue manifiesto: los campesinos vestían mejor, habían adquirido
los "más cultos hábitos sociales", arreglaron las casas, se llevó el agua al pueblo,
compraron altares para la iglesia, etc. Eran ignorantes, pobres y desgraciados y ahora
se habían instruido; y eran ricos moral y económicamente y, por tanto, felices. La población
pasó de cuarenta a ciento quince vecinos.
Después de este exitoso experimento se ofreció para planificar regar la vega desde Blacos
al Burgo.
En 1861, como como consecuencia de haber hecho la carretera nueva, de la que ya os hablé,
solicitaba dos alcantarillas para pasar el agua debajo de la carretera. Después de seis
años todavía esperaban contestación. Este expediente nunca llegaba y las acequias quedaban
cortadas.
Se pedía como reconocimiento al cura jubilado que se le nombrara miembro
de la Sociedad Económica Numantina, o se le diera una canongía en el Burgo. (Al cura francés,
que se llamaba Dinnot, se le había reconocido con el nombramiento de coadjuntor del obispo
de Nanci).
Lo de la canongía era pedir mucho a un obispo que no era progresista y era antiliberal.
El obispo a que me refiero era Pedro María Lagüera, un integrista, que defendía la ley
eclesiástica sobre la civil, que defendía que los primeros humanos eran Adán y Eva, etc.
Para riego lo del valle de lágrimas y sacar almas torturadas del purgatorio.
Además hacía tiempo que los campos y ganados no diezmaban, las propiedades de las tierras de
los mayorazgos y de la iglesia se estaban vendiendo a los campesinos.
No parecía que D. Pedro José Alfaro fuera mal cura y miraba por todos.
Este tipo de curas progresistas, como don Pedro José, abundaron frente aquellos otros curas rudos y semianalfabetos
que eran instruidos para arengar a los parroquianos desde los púlpitos bien contra los franceses
o bien a favor de los carlistas; en definitiva para que que no cambiara nada y seguir con los
privilegios.
Por entonces en Blacos teníamos un cura vaillesoletano, dominico predicador, llamado
Gaspar Moreno Casbajosa. No conocemos todavía las obras de este cura ni de otros, pero
seguro que alguno tuvo también sus proyectos.
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foto de Julian Ocon- Flick |
********************(1) NOTA CURIOSA: Este cura fue el encargado de leer las amonestaciones para el matrimonio de mis tatarabuelos
en la iglesia de Valdenarros. Salvador Pérez y María Escribano, que era viuda de Felipe Regaña, se casaron en 1845, el 18 de abril.
Nota Aparte:
Desconocemos si en Blacos también hubo problema para pasar el agua del arroyo Santa María a
las Carreras, bajo la nueva carretera.
En Blacos ha habido varias zonas regables: el arroyo Santa María, los huertos de las
carreras, los Linares, el Molino, la Traspala, la Viña, los Prados que cogían agua del
pontón, etc. Posiblemente se regara, no sabemos como, el poblado del puente Avión. También
se sopesó cerrar la hoz de Abioncillo para hacer una presa, pero geológicamente al ser
terreno cárstico era inviable.
Pinto, a 50 días de la Ley de Emergencia de 2020
Serafín Pérez García
serafin.perez.2014@gmail.com