CERCANÍAS Y OTRAS COSAS
En este apartado nos vamos a referir a los caminos que salen
del pueblo y nos llevan a los distintos parajes del término y a los
pueblos cercanos. (Hay otros que atraviesan el municipio sin pasar por el núcleo
urbano de los que ya hemos hablado)
En la toponimia de Blacos, enumerábamos 30 nombre de caminos
y sendas, pero existen más que se añadirán a la lista. Algunos, atravesaban nuestro termino, como el de Muriel al Burgo, Torreblacos a
Abioncillo, etc. otros han desaparecido por falta de uso o por cambios en los pecios
como consecuencia de la concentración parcelaria, mejorado su trazado.
Actualmente los caminos están en aceptable estado y algunos parecen carreteras.
El camino es símbolo del trascurrir de la vida. Aunque los
caminos físicos son iguales para todos, las vivencias sobre ellos son diferentes. Digamos que están llenos de penas
y glorias, de ilusiones y de fracasos, de dolor y alegrías. Ni tan siquiera
para mí los caminos son siempre los
mismos.
Este artículo es muy incompleto y muy particular, falta
mucho y eso es todo lo que vosotros podéis poner. Pero en algo seguro que
coincidiremos. Además aprovecho la oportunidad para narrar otros asuntos, más o menos relacionados con
los caminos y que no encuentro el lugar
para contarlo.
Los caminos del pueblo son muy antiguos y los orígenes son
las sendas que los pobladores celtiberos realizaron tanto cuando eran nómadas como cuando fueron sedentarios
y los trazaron para comunicar unos poblados con otros.
En la romanización y ya bien comenzado segundo siglo, había
caminos que unías las colonias o granjas desaminadas por toda la Vega del Abión.
Camino antiguo era el que unían la calzada romana con el poblado del rio Abión,
que atravesaba la actual población, supongo que serpenteando para vencer el
desnivel de la cuesta del pueblo y buscar la dirección al puente romano.
Lógicamente el camino estuvo empedrado, en las zonas donde el terreno era más
inestable o se retenía el agua. Este camino posiblemente llegase hasta la Granja de Torreblacos. Tengo la creencia de
que cerca del Majano tuvo que existir una estructura de puente, de un camino
que llegaba al puente de Abión, pero esta teoría habría que fundamentarla con
datos.
La mayor parte de los caminos actuales los son de la repoblación medieval: era preciso en esta
época comunicar las aldeas por diferentes motivos y unir los campos
circundantes con el propio municipio para
que los aldeanos fueran a sus corrales de ganado o campos de labor. Uniendo las
aldeas se llegaba a otras poblaciones más importantes, como podría ser el Burgo con
su mercado e Iglesia y a la cabeza del señorío, Calatañazor.
Los caminos han sido
siempre dificultosos por el relieve montañoso, predominado los de herradura
sobre los carreteros debido a que las
distancias no eran largas y era poca la
mercancía que había que transportar.
Pero carros siempre los ha habido, aunque pocos.
Os describo algunos caminos.
El camino Almazán.
Actualmente es de
poco uso. Partía de las Calzadas y como su nombre indica llevaba a la cabeza de partido judicial y también a las pequeñas fincas adyacentes. En octubre se iba por él a la feria de Almazán.
Este camino tuvo que tener su importancia tras la creación
del partido judicial de Almazán, hacia 1834, después de publicarse el decreto
de división provincial y la distribución de los municipios (1833). (Aclaro que
se crearon los partidos judiciales para facilitar las elecciones Generales del
Reino, y también para agilizar la justicia).
Podíamos haber sido
del partido Judicial de Berlanga por cercanía, pero pesó mucho que formábamos parte de la jurisdicción del señorío de
Calatañazor y su territorio.
Este camino se tuvo que utilizar tras las desamortizaciones,
para ir a las subastas y posterior inscripciones de las fincas en los registros notariales y de la
propiedad (las que se inscribieran)
También había que ir
Almazán para solucionar algún conflicto en los juzgados de
primera instancia. Los asuntos importantes como podían se lo litigios se hacían
en Soria y Valladolid. Con anterioridad a los partidos judiciales se iba a
registrar a donde había escribano, Calatañazor y Fuentepinilla. Supongo que algún particular tiene documentos
donde figure estos lugares de registro.
A Almazán se iba por octubre a la feria.
Camino de la Villa.
Históricamente era el
camino más importante, pues no olvidemos dependíamos jurisdiccionalmente de
Calatañazor, de sus señores y alcaldes
mayores.
Me imagino la cantidad de viajes que ha habido que realizar
para solucionar lo que no podía solucionar el concejo y para reclamar abusos de los alcaldes
mayores, como fueron a lo largo de tiempo el abuso de los apeos, es decir de
los deslindes municipales, siempre impuestos con violencia a los de Blacos.
Para mí siempre ha sido un camino largo y me sorprenden los
taludes de piedra, siempre en equilibrio
inestable junto a los requejos, ahora
choperas, junto al rio Milanos. Se iba a la botica, al médico, al prestamista,
etc. Por este camino iba el cura a recibir las órdenes del obispo a través del arcipreste
y llevar las cuentas y respuestas
de los visitadores.
El camino se desvía hasta el colmenar que fue de María
Candelas de Calatañazor y los prados, que algunos han estado acorralados.
Las Carreras.
Este no es camino de herradura, sino camino de carros, se
supone que por su anchura, su piso y para acercarse a la carretera. También colada. También camino importante que
lleva a la ermita, que lleva a la calzada romana, a la dehesa, al camino de
Almazán, de Rioseco, etc. en definitiva el más importante.
Este camino está bordeado huertos cercados de mampostería, con sus porteras, para protegerlos
de los ganados. Los cercados eran de piedra, o piedra y adobe, cubiertos con bardas
de enebro y rematado con tierra sobre las que crecía el cebu (sedum album),
llamado pampajarito, del que se utilizaba para alimentar a los pájaros en casa. (He sabido que el cebu se
podía encurtir con vinagre, pero en Blacos
nunca lo he visto).
Este sistema de huertos cercanos al municipio recordemos que
son muy antiguos, proceden del reparto
de tierra de la época de la Repoblación y que seguía patrones de reparto de
tierra que ya se hacía entre los pobladores romanos. Pero esto es otra
historia.
Por las carreras se iba a coger la carretera nacional y a esperar
los “correos”, nombre genérico para los coches de pasajeros. De estos autobuses
en otros foros ya se han contado anécdotas de este trasporte. Yo aporto el dato
de que La dirigencia-correo tirada por caballos, de Soria, en 1909 salía a las
7:15 y llegaba a Blacos hacia las 11, costaba 3,25 ptas. Cuatro horas y cuarto.
Eran otros tiempos.
Camino Abioncillo.
Era el camino que iba al Carrascal y a las tainadas de las
rozas (llamadas así por estar en las roturaciones cercanos al carrascal). Es curioso la
disposición de las tainadas, juntas que aprovechaban las medianeras, con ahorro
de obra. El camino que nos une con Abioncillo también nos llevaba a Muriel.
Abioncillo siempre ha estado como escondido de nosotros,
solo a 2,8 km. Podía haber sido parte de nuestro pueblo si se hubiera aprobado
la desanexión de Calatañazor en 1938, que así lo solicitaron su vecinos para
juntarse con Blacos.
Por esta calzada vino en abril de 1778 el corregidor de
Soria para que el alcalde de Blacos, Pedro Sancho tomara posesión, en
representación del concejo, del monte Carrascal usurpado por el concejo de
Calatañazor. A la larga, parte que nos dio la junta Administrativa para
los repartimientos de montes común con
Calatañazor.
De Muriel pasaban a vender piñas a Rioseco, o se llevaba
grano a los pueblos de pinares. Por él han transitado muchos personajes, como
pudiera ser el afilador de Muriel,
Elías, con su rueda. De Muriel también pasaban a vender piñas a Rioseco.
Camino la Torre.
Es el más corto entre los pueblos, no llega a los dos
kilómetros. Esta distancia es relativa si se tiene que recorrer según estas dos
experiencias.
No es demasiada distancia para oír en Torreblacos al Garivaldi de Osma, que era un hojalatero, que se anunciaba dando grandes gritos.
Es un inmensa distancia para llevar una cerda en celo, para
ser cubierta, por un verraco del Jesús el Barbero. Un viaje desesperante, sin linealidad,
atemporal, que pone a prueba los nervios a cualquiera.
Distancia ampliable era para el cura D. Evaristo, hombre simpático,
que era de la Mallona. Venía a Blacos andando por el camino, pero otras veces
alargaba el viaje por el empalme de Torreblacos, cogía el autobús hasta
la venta, donde tras calentarse, iba a Blacos a hacer la misa. El día de año
nuevo de 1959 me visitó, y yo apenas
tenía un día. D. Evaristo repartía leche y queso en la escuela. Era célebre por
decir aquello de “quiero más a los de Blacos jurando que a los de la Torre
rezando” (Se refería a la doblez natural, de nuestros vecinos)
También ha sido camino de mercadeo: era el camino por donde el
tío Casiano de Valdealvillo pasaba con el burro cargado de cebollas matanceras
para venderla en Cabrejas, o volvía con
patatas de siembra de la Cuenca.
En el camino la Torre estaba el pobrero, edificio tipo choza
para que pudieran refugiarse los pobres y no tener que ir a ningún pajar
particular. Antes, se les metía en la
cocina para cenar y luego se les buscaba pajar, y si estaba impedido se le llevaba
en caballería a otro pueblo. A la
mayoría no les gustaba el pobrero, preferían ir a las casas para conversar y
sobre todo si se había acabado la leña que ponía el ayuntamiento. No se les
permitía permanecer más de un día en el pueblo, a no ser que fuera de algún
pueblo cercano y conocido. Anécdota de uno que no le gustaba
el pobrero: siendo tio Simón alcalde de Valdealvillo, decía: “como me llamo Genaro Bohillos, que el
Tio Simón va a presidio” (Genero mendigaba y no era
“completo”) Genaro era tío de tio Simón.
Antes de hacer la carretera era el camino para ir al Burgo,
al mercado, o el camino por donde iban y
venía los clérigos, visitadores, párrocos, obispos, y por donde se llevaban la
parte del diezmo que pertenecía al obispo o a la catedral. Se pasaba por
Torreblacos hasta coger el camino viejo en la Cruz del Canto de Valdealvillo.
Camino de Rioseco.
Este camino, tras sortear la Venta, se metía por la dehesa
para subir a la Calzada y al poco abandonarla. La distancia es cercana a
los 4 km.
Se iba los lunes a la feria.
Muchas personas iban a pasar el día, charlar y echar un trago y, si se
terciaba compraban o vendían algo. El tiempo antiguamente trascurría sosegado. También
se iba a la feria de Berlanga a ver caballerías, o para ir comprar ovejas a
Gormaz, Liceras y hasta Torremocha si era necesario.
Por el camino venía el Antonio con la yegua cargada de retales de la
tienda nueva de confección. Su padre había sido sastre y sus abuelos habían tenido
tienda en Buenos Aires
De Tajueco, venía Máximo, creo se llamaba, con botijos y pucheros,…envueltos en paja y
colocaditos en los serones.
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Para acabar:
Quedan muchos caminos, donde seguramente hay historias bonitas
y otras truculentas historias como las del Camino Viejo, donde fueron acosadas las hermanas del conde de Gerona por
tropas de Napoleón. Este conde, del que ya hablaré, tenía predios en Blacos y solía venir de Madrid o de Granada, de donde eran, a ver sus posesiones
en la comarca del Burgo. O historias del coche de Fuentepinilla, que desde la
Venta Nueva iba al Burgo, que tanto llevaba pasajeros, cochinos en cajones o latas de petróleo. O las historias para ir a la romería de San
Bartolo por camino del Monte, Casa Vieja,
por la veguilla de Cantalucia, a la que se iba a pie o en caballería, siempre
que se hubiera acabado de segar. De regreso solían quedarse en el baile de
Fuentecantales, que eran fiestas.
A principios de siglo XIX era competencia de los ayuntamientos el mantenimiento de los
caminos, aunque ya existía un reglamento de 1848 por el cual los municipios
debían arreglar los caminos vecinales con cuadrillas con el sistema de
“prestación personal”, gratuito, dos veces al año, se días en total, por gente
inexperta.
En 1861 la Diputación encargaba a <los municipios las entradas
y salidas a la carretera, bien con peonadas, con dinero o con materiales.
La Hermandad Sindical
de Labradores y Ganaderos formada en 1945 tenía las funciones de ajustar pastos, reparto de rastrojeras, arreglo de caminos en hacenderas
Las hacenderas, era un servicio de origen medieval, que obligaban los señores a los concejos a arreglar cosas comunes, como caminos,
limpiara ríos, etc. Lo hacían los hombres y siempre había escaqueo, bien por
ausencia, bien por improductividad. Siempre había gente que en su ética estaba el
compromiso a la ayudar al común. En alguna época fueron voluntarias y en otras
eras punitivas.
Los caminos se arreglaron con la concentración parcelaria de
1964. Hubo sus polémica, por ejemplo los de Blacos negaron aporte de piedra a los de Torreblacos para arreglar sus
caminos, desconocemos la causa. Algunos no tuvieron inconveniente de cederles
lo que tanto nos sobraba.
Otro día hablaremos de otros caminos y otras vidas. Espero
vuestra aportación.
Pinto, 3 noviembre de 20202
Serafín Pérez García
serafin.perez.2014@gmail.com