EL SANTO - MONTE SAN MIGUEL

 








MONTE DEL SANTO- MONTE SAN MIGUEL

El monte del Santo, que así se llama en Blacos y yo llamo San Miguel, está a poco más de tres Km de la población y en la cota de 1100 metros, cien metros más elevado que el pueblo. Es un montículo de roca calcárea, rodeado de tierras areniscas y arcillosas.

el monte del Santo y la ermita en blanco se ve al fondo


Me hubiera guastado sacar información del archivo diocesano, pero el maldito Covi, no lo ha permitido. Saber por ejemplo cuando fue consagrada y la fecha de erección; si lo fue por mano del hombre o por el mismísimo  San Miguel,  como ocurrió con la de Gargamo, en Italia.

Este montículo es un buen punto de observación, desde el que se divisan preciosos paisajes, de montañas y penillanuras. Para mí es un lugar muy bonito y especial.

Existe en la actualidad una ermita-capilla, de nueva construcción que sustituyó a otra, en estado ruinoso, de mampostería  de piedra tosca y mal enlucida que tenía las paredes torcidas. Posiblemente aquellas piedras estuvieran anteriormente para ritos paganos, o rituales primitivos. El lugar cuenta con un vórtice (punto de energía o vibración) mediano dentro de la capilla,  que se puede comprobar porque se está a gusto;  la mesa del monte es de baja energía por lo que  no es un lugar agradable para estar mucho tiempo (exceptuando el día de la romería).

Esta ermita, a mi parecer, y sin datos todavía, es antigua y podría ser anterior al siglo XVII. Sabemos que ya existía en siglos posteriores y ha tenido cofradía propia de la que desconocemos la regulación. Además sospecho que la iglesia mayor de Blacos se llamase primariamente San Miguel y por razones trientinas se cambiara el nombre por el de la Visitación de la Virgen y después por la de Nuestra Señora la Mayor.

El lugar donde se ubicó la ermita no es baladí. Está muy calculado. Veamos: el arcángel San Miguel se apareció en el monte Gargano, en el sur de Italia, un ocho de mayo, en una cueva donde brotó agua sanadora. Nuestro monte del Santo reúne cualidades, veamos: está a buena altura de donde se puede observar mucho espacio al que hay que proteger (San Miguel es un santo protector de los campos), y hay muchas en las cercanías cuevas en simas y torcas, muchas cerradas, para proteger los ganados. Las cuevas, míticamente,  son las entradas del infierno y el arcángel San Miguel era el encargado de vigilarlas para  no dejar salir a los demonios.

Nuestro “Santo” también cuenta con una fuente, que no es la  “stilla” de la cueva de Gargano, y de la que no conocemos poderes sanadores, salvo la de apagar la sed, agua un tanto dura  pero muy fría.

San Miguel es un arcángel ejecutor, guerrero, vestido de soldado de la época, jefe de milicia,  que combate al diablo que representa el mal (la verdad es que luchó contra un dragón que se devoraba una mujer embarazada, según el Apocalipsis). Es protector de personas, espacios, de nublados, por lo tanto de los agricultores.

La imagen de San Miguel, recién restaurado, es una talla tosca, copia de copia, manierista, que tiene una cara intencionadamente ambigua, ni  de niño, ni de mayor, ni de bueno ni de malo, con dos braquialitas.  A sus pies un negro demonio, salido de la humareda y oscuridad del infierno, esta preso  con unas cadenas y a punto de ser partido por la espada que sujeta en alto. El altar es solo cajón rematado en arco, decorado con cortinones, casi borrados, de los colores que representan al arcángel: el azul del optimismo (del que se siente protegido).


Desconozco los ritos que ha habido y las costumbres a lo largo del tiempo. Sabemos del siglo pasado que los hombres y los niños iban de romería, se tomaban una tortilla, echaban unos tragos de vino y, sin demora, cada uno con su pena o alegría volvía al pueblo. Lo de ir mujeres y las nuevas celebraciones  las conocemos todos.

 

La celebración del “Santo” se solapa con otros ritos para la protección y la bendición de los campos. Son  fechas cercanas la de  san Marcos, las Cruces de Mayo y las fiestas  mayas (desconozco  el origen de la fiesta del dos de mayo que antes se celebraba). Sabemos que por todo el término había multitud de cruces, además de las del calvario, todas con carácter protector, y desde las que se podían bendecir los campos cuando fuera preciso. Hay topónimos como la cruz de los Cantos, etc. Los pastores  hacían majanos sobre las que se colocaban cruces, como las que  hacía el demente que se narra en el juicio de la “media y el carrascal” de este blog. La bendición era de este a oeste de norte a sur, con hisopo y agua bendita, y a veces con incienso. Era costumbre, una vez bendecidos, llevarse a una ramita de cualquier arbusto y colocarla como protección en algún lugar de la casa.

Yo siempre he visto un poco de desconfianza hacia el “Santo”. La gente no ha visto demasiada protección en el arcángel en lo relativo a las sequias, nublados, pedriscos,…etc. Aunque siempre había esperanza.

Dos años estaremos sin la romería por el Covi. Una pena porque es una romería divertida. Siempre asisto porque me parece genuina, se  come bien,  se bebe y se canta el “para ser de esta sociedad”, nos juntamos muchos amigos y nos bebemos muchas “San Miguel” fresquitas. Es una buena fiesta. No sabemos si salimos protegidos, pero bajamos del monte con mucha energía. 

Me gustaría que alguien me recordase aquella canción que he olvidado de “San Miguel, San Miguelito,…”

Os animo a conocer la romería y a los veteranos desearos salud para no faltar ningún año

“Quis es Deus” (Nadie como Dios) Lema del santo.

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Pinto, 8 marzo de 2021

serafin.perez.2014@gmail.com

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