SERVICIO MILITAR


 







Apunte nº 49

                                                   EL SERVICIO MILITAR

 

PRETENSIÓN

Conocemos muy poco sobre las personas que sirvieron las armas en Blacos, tanto de forma obligatoria, por levas, o de forma voluntaria. Los varones agraciados en las quintas no querían salir  del pueblo, ni dejar a sus familias y haciendas, sabiendo que era para muchos años  y que   quizás, Dios sabe,  jamás volverían. Estas largas ausencias  suponían para las familias un gran quebranto económico, sobre todo para las más necesitadas. Algunos se reengancharon de militares,  otros murieron en algún lugar de América, África, Francia, en las Guerras Carlistas o en  la Guerra Civil Española. 

En el siguiente apunte describiremos el caso particular y curioso  de sustitución de un mozo de Torreblacos en época previa a la Primera Guerra Carlista  y finalmente, anexionamos  los que creemos que fueron movilizados en la Guerra Civil.

SERVICIO A LA PATRIA (1), SERVICIO AL REY,  SERVICIO AL EJÉRCITO,…

El servicio de armas al rey se instituyó desde muy antiguo, desde la Edad Media, con la obligación de servir una de cada cinco personas útiles comprendidos  en cierta edad. Por eso se les llamó quintos; término que ha perdurado hasta nuestros días para aquellos que se sorteaban para los remplazos  anuales del ejército.

Hubo épocas en la Edad Moderna  en las que cada municipio debía aportar algún soldado, y para ello el Ayuntamiento debía proveerle de ropa, comida y dinero, o una mula para que tuviera los medios de vida (de aquí que en algunos lugares se permitiera a los concejos vender tierras de propios para compensar estos gastos). Esto era excepcional ya que los Tercios eran cuerpos de voluntarios y si necesitaban personal contrataban a vagos (personas que no tenían domicilio fijo) y maleantes condenados.

Felipe V creó los Regimientos.  Y como se reclutaban mozos, a los afortunados se les llamaba “reclutas” de remplazo o quintos. Había como dos tipos de reclutas: los voluntarios y  los de sorteo.

En la época de Carlos III, se hacían  sorteos  anuales entre los varones útiles comprendidos entre los 17 y 37 años. El servicio  militar duraba ocho años. No había sustitución, es decir que no podía ir una persona por otra (graciosamente, como siempre, y en otras obligaciones, no entran los varones de forma obligada de Cataluña y Vascongadas). Hasta la última Guerra Carlista (1876) las provincias vascas estuvieron exentas  de quintas.  Se le llamaba ir a la mili  “contribución de sangre”, más bien por el quebranto personal y consecuencias crueles para la familia. En 1867 seguían siendo ocho años en activo y  cuatro de reserva, y no había sustitución  aunque se permitía el reenganche por sustitución. En este año se iba a la mili a los 20 años y el servicio era de cuatro años permaneciendo en la reserva otros tantos. Un soldado fallecido en la guerra de los Pirineos, en Francia, en 1794 fue Jerónimo Escribano. La

Constitución  de 1812 decía en el Artículo nº 9 “Está obligado todo español  a defender la patria con las armas cuando se les llamara por ley”. Las Guerras Carlistas precisaron de muchos soldados  y fueron mozos del pueblo alistados con las tropas realistas. Participó en la primera Tomás Ballano (1789 -), recién casado con Cecilia Escribano



 

(Este recorte es del “Noticiero Soriano” de1921. Relata la triste vuelta a casa de un superviviente de la batalla de Montearruit, en el Rif, localidad donde se hizo una masacre a las tropas españolas muriendo la mayoría acribillados al no respetar los rifeños los términos de la rendición acordados. Fue una traición. Los supervivientes regresaron como pudieron a sus casas, tras ser liberados tiempo después, seguramente tras pagar un rescate.  Seguramente fue prisionero y liberado. La guerra acabó en agosto de este año)

A muchos soldados les tocaba ir a Ultramar, a las últimas colonias no emancipadas. Algunos de Blacos participaron en la guerra de Cuba de 1898. Se sabe de Frutos Tejedor Martín, del Regimiento San Fernando,  que  se repatrió de Santiago de Cuba el 10 de agosto de 1998. Llegó en el vapor Alicante al puerto de la Coruña. (2) Lo mismo ocurrió con Victoriano González, del Regimiento Luchana. Anteriormente en 1883 estuvo en Cuba  Víctor Tejedor Gañán. (3) 

En la Guerra de África, en Alhucemas, estuvieron Alfredo Gonzalo Ropero. (4).  Evencio Martín Gómez (5), perteneciente  al Batallón Castilla nº 16  de Melilla, y herido en la toma de Sebt. Benito Gonzalo Lafuente (6), Marcelo Lafuente Gonzalo (16). etc. 

 

Capitan Marcelo Lafuente Gonzalo (1875 - 1948)  
Teniente Benito Gonzalo Lafuente 

Después de la  Semana Trágica de Barcelona (1909),  en 1912,  se impuso el servicio militar obligatorio para todos los varones, aunque se mantuvo los soldados de cuota, que eran aquellos que pagando un dinero  se les reducía el tiempo de servicio militar  y evitaban ciertos destinos. (14) Los que no pagaban tenían que estar tres años de mili. Esto duró hasta la Guerra Civil, donde  se movilizaron las quintas del 1928  al 1939, es decir, los nacidos y no exentos,  del año 1907 al año de 1918. En el anexo final, se exponen los quintos movilizados nacidos en Blacos, la mayoría en la “zona nacional”. Posiblemente la lista sea inexacta, pero están la mayoría. Hubo, que sepamos,  dos  que fallecieron, Ciriaco Verde ManriqueIsaac Escribano Manrique (7). Acabada la Guerra algunos no fueron licenciados, como mi padre,  Liborio Pérez, Julián Gonzalo y Cecilio Origüén, que tuvieron que estar tres años más, debido a que el tiempo de guerra no se les consideró mili.

Después  de la guerra, la mili fue obligatoria, con diferentes periodos de duración. Los sorteos y los  libramientos se hacían en las “cajas de reclutas”, y nadie quería que les tocara en suerte, Ceuta, Melilla, Canarias, Sidi Ifni, El Aaiún, etc.

Con la Ley de Reducción de Efectivos de los años ochenta había libramientos por exceso de cupo. (No fui  de los afortunados,  pero me pagaron 900 ptas., aproximadamente, al mes por servir a la patria. Mi quinta fue la del 78). La mili obligatoria  se abolió definitivamente en el año 2001.

LOS SORTEOS  Y LA CAJA DE RECLUTAS

Antiguamente los regidores (alcaldes) del pueblo,  junto con el cura,  que aportaba el libro de bautismos, hacían  un padrón de  mozos  en edad militar que hubiesen sido bautizados o no en la parroquia. Se les convocaba a la casa concejo, (a campana tañida),  aunque ellos ya lo sabían porque se les había avisado con acuse de recibo  Había un fiel de hechos, que hacía de escribano y levantaba acta de la reunión. Para defender a los mozos actuaba el cura o el diputado síndico, si lo había.

Este reparto de quitos se hacía proporcional al número de habitantes de cada municipio, al que se le daba las  décimas que le correspondían,  que debía juntar con otros municipios para sortear al quinto. El ayuntamiento recibía un comunicado de Soria indicando el número de mozos o fracción que le correspondía. Al sorteo general se le llamaba también de décimas para mozos no exentos. En 1834 por la insurrección carlista en el País Vasco se necesitaban 25.000 hombres entre 18 y 24 años. La provincia de Soria, en este año, aportó 243 hombres.  (De esta época es la sustitución del mozo de Torreblacos Julián Gómez, que tratamos más adelante, por uno de la Ribera del Duero).

Una vez juntados los mozos en la casa concejo se les medía y se  hacía un “juicio de exención”, para aquellos  que  mostraban causa justificada  para librarse de la mili. Estos motivos variaron según los años y las necesidades de los ejércitos. De esto hablamos en el siguiente apartado. Debió ser temeroso y discutido. Tanto era así,  que muchos casos no se resolvían y se mandaban al “Consejo Provincial de Alistamiento” o la Diputación, cuando se instituyó,  para que allí se decidiese si era útil o no para el servicio militar.

El acta de los mozos sorteados llegaba a la Caja de Reclutas de Soria, donde se les “seleccionaba” y se les daba destino “por sorteo o designación”.

LIBRARSE DE LA MILI

A lo largo de los años y de diferente maneras, los  mozos llamados a quintas podían librarse del servicio militar, siendo muy  fácil para la gente “con posibles”  y más difícil  para los pobres.  Llegó a haber, a lo largo de los tiempos, hasta 14 causas para poder librarse. Aparte se permitía  la sustitución,  que era poner una persona en lugar de otra, si alguien se prestaba a ello. La sustitución  venía costando entre 6.000 y 8.000 reales durante el siglo XIX. También se podía redimir  en metálico, que era pagar a la Hacienda una cantidad de dinero en metálico por no incorporarse (8). Estaban exentos de mili  los nobles, funcionarios, etc.  Y según la talla ibas a un cuerpo de prestigio o a otro.

Había exenciones legales para librarse de la mil como el ser religioso, tener  inutilidad física, ser hijo de padres impedidos o sexagenarios, o viuda, pobres, tener otro hermano en filas, etc.

 A lo largo de los años y según la necesidad del ejército se aumentaban o disminuían las causas.

La talla era un motivo para  librarse: el mínimo solía ser de 4 pies, 10 pulgadas, 6 líneas (unos 1, 40 m aprox.)  Nadie era alistado bajo esta talla.  En otras épocas como pudo ser en 1856 la talla era de 1, 596 m. El tallaje también variaba según las necesidades militares. (9)

La falta de dientes solía ser motivo de libranza siempre que fuesen la mayoría de las piezas, (se alegaba porque solían sujetar  con los dientes las vainas de los proyectiles). Los de vista torcida también eran exentos, y los que tenían licencia por causa criminal (los pendientes de juicio). El médico o cirujano decía si había deficiencia física. Si las excusas que exponían los mozos, o sus padres,  no se consideraban motivo de exención el escribano  ponía “entra con exención en el sorteo”. Hubo épocas en las que tener  padres sexagenarios (en estas épocas a estas personas se consideraban ancianas e inútiles) o ser hijo de viuda era causa de exención. Eran exentos los que tenían”falta de juicio” y los ya licenciados.  Los balbuceantes no eran exentos.

Otra forma de librarse, como ya dijimos anteriormente, era la rendición y la sustitución. En 1821 estaba prohibida la redención y la sustitución, pero esto se burlaba constantemente. En 1837, en la Ley de Remplazos, quedaban excluidos del servicio militar “los que hayan puestos sustitutos en término y por el tiempo que presentes las leyes, ordenanzas o decretos”. En este año, si no había suficientes solteros, se podían incluir a los casados, excepcionalmente.

En 1878 se podían hacer sustituciones de un hermano por otro, siempre que el destino no fuera ultramar. En  la guerra de Cuba de 1868, como no había soldados suficientes se les alargó  el periodo de mili, pagándoles 2 ptas. al día.

Exceptuado fue Nicolás Pérez Sanz, en 1884, para los próximos cinco años, por ser hijo de viuda pobre. (10) Saturnino Romero Gonzalo (11) de la quinta de 1889 ya que medía 1 m 490 mm y no alcanzaba para el servicio militar y quedó exento. Vicente Vinuesa Gonzalo,  de 26 años, de la quinta de 1889 porque no alcanzó la talla, medía 1,598 mm y se libró por ser hijo de viuda pobre. (12) Bruno Regaña Cubillos, de  1 m 695 mm, tenía  hernia inguinal derecha y quedó exceptuado.

En los últimos años de siglo XIX  y principio del XX se libraron personas porque emigraron a América y se les declararon prófugos  publicándose esta condición en los diarios oficiales de la provincia, y pasando a la condición de en busca y captura. Felipe Moreno lo era en 1861 (13); prófugo se le declaró en 1922  a Matías Martín García, que estaba en la Patagonia, a mi tío Teófilo Pérez, durante la guerra, aunque este estaba alistado en el ejercito republicano de Madrid, etc.


Desconocemos como pudo ocurrir esta situación, pues Antonino Pérez Martín (1983- 1964), tenía en esta época 20 años y era quinto. Había emigrado entonces a América?                                                         


Miguel Gañán  (1848-1933) estaba casado con Teresa Ramírez (de Benafarces, Valladolid).  Viudo  se casó con Petra Gómez, en 1894. Miguel Gañán era el padre del tío David. Desconocemos como se solucionó esta situación. Esta historia queda pendiente de investigar. (15) 


UN CASO DE “SUSTITUCIÓN” EN TORREBLACOS

El caso que se describe  se encuentra en un  Contrato u Obligación que hizo el mozo de Torreblacos Julián Gómez, el 20 de mayo de 1833 y que se conserva en los protocolos notariales del Burgo de Osma. El contexto histórico es el comienzo de la Primera Guerra Civil Carlista, que duró siete años.

Julián Gómez tenía 22 años y era huérfano de padre, y su madre se llamaba Juliana. Vivían en Torreblacos aunque descendían de La Mercadera.

Resultó que en el sorteo de quintos  para el remplazo del ejército “decretado por S. M. que Dios guarde”, de Vadocondes (Burgos y obispado de Osma)  es agraciado el mozo soltero Indalecio Cuesta. Su padre, Bernardo,  no quiso que su hijo fuera a la guerra, y le buscó sustitución.

No sabemos cómo se pudo poner en contacto con Julián, aunque había entonces “empresas” para conseguir estos favores, buscando a gente desgraciada para este menester. O bien se enteró del mozo necesitado por algún comerciante de la zona.

Bernardo propuso a Julián la sustitución de servir en el remplazo  por ocho años, o el tiempo que fuese librado y siempre que su madre lo consintiese. Se convino que se le diera la cantidad de 2.600 reales de la siguiente manera: 600 reales inmediatamente cuando fuese admitido “el resellado” por la Junta de Revisión de Aranda de Duero. Los 2.000 restantes cuando se hubiera cumplido los dos años de servicio. Estas cantidades se debían depositar en la casa de un comerciante de confianza del Burgo, D. Antonio Sanz, que tenía tienda en la calle Real (debía descender de Torreblacos, Valdealvillo, o La Mercadera, ya que allí tenía tierras, por herencia de su abuelo Mariano Sanz) para que las recibiera su madre Juliana. Y en el caso del fallecimiento de esta, lo recibiría su hermana Benancia. Para apreciar esta cantidad de dinero, en 1837 un médico de pueblo podía ganar alrededor de los 4000 rs. y un obrero alrededor de 4 reales diarios.

Aparte de la cantidad reseñada se le debía dar un vestido de paño negro completo, de pantalón, chaqueta, chaleco, sombrero, dos camisas, un par de calcetas y dos pares de alpargatas. Y además le debía mantener en su casa hasta que fuere destinado al Regimiento.

En la obligación se decía que “aceptaba, por libre y espontánea libertad, y sin ser buscado, amenazado, forzado, ni violentado por persona alguna”

Desconocemos, aunque lo hemos buscado,  si se incorporó; y si lo hizo,  volvió vivo de la Guerra o quedó sepultado por los campos de España como tantos miserables.

OTROS  CASOS: 

                                         RIOSECO : 

En 1830 el mozo Francisco Pérez, de Rioseco, hace contrato de sustitución con un sorteado en el Burgo de Osma llamado Juan de la Cámara. El padre de Juan  llamado Francisco le propone al mozo la sustitución por 1.500 reales siempre que lo haga libremente y con el consentimiento de su madre Rosa Sanz, que era viuda de Pedro Pérez.  El tiempo de servicio sería de ocho años. Cobraría 500 reales al partir del Burgo y los otros 1000 una vez pasado dos años en el servicio. Es sorprendente que en la obligación (contrato) Francisco firma con muy buena letra. El precio está muy por debajo del que se pagó por la sustitución de Julián Gómez. Cuando se suscribió no había guerra, pero a este inocente mozo le esperaba la Guerra Carlista, que duró del año 1833 a 1839. Desconocemos si volvió al pueblo. (AHPSO caja 3215 ff: 77 r- v, 70r.) 

                       VALDERRODILLA: 

Autorización de una viuda a su hijo Carlos López la Torre para hacer una sustitución con uno de Berlanga llamado Manuel Abad González. Se firmó la obligación por 3400 rs. 2.000 al resellado y el resto cuando llevara dos años de los ocho del servicio. Lo cobraría su madre María Latorre  y si falleciera su hermano Antonio.

AHPSO caja 3215 folio 70 recto

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NOTAS ACLARATORIAS

1)  El concepto patria es ambiguo. Sentimentalmente puede ser el lugar donde uno ha nacido, o sus padres, o el lugar de acogida (segunda patria). Con la revolución burguesa del siglo XIX, más bien es un territorio donde residen los bienes muebles y raíces, o un territorio de privilegios forales. Actualmente es el país con el que se tiene identidad. Pero para muchos es un lugar de protección.

2)  Fuente: “La Correspondencia de España” del 29 de agosto de 1898.

3)  Hijo de Marino Tejedor Gonzalo (1859) y Teodora Gañán.  Su abuelo Lucas  era de Torralba.  Pidió contraer matrimonio con Vicenta Hernando Herrero, de Torreblacos. Se leyeron las amonestaciones  el 6, 13 y 20 de abril 1884. Se casaron el 10 de mayo tuvo que traer Víctor “certificación de su soltería” del Ejército de ultramar De Cuba, Regimiento número 1, en 1883.

4)   Hijo de Antonio Gonzalo y Lucía Ropero.

5)   Hermano de tía Pepa y Sofía. Hijo de Isidro y Lucía.

6)  Fue teniente  del Regimiento Wad- Ras de Madrid. Hijo de Juan y Cecilia, perteneció al Batallón Expedicionario de Infantería del Rey nº 1. Su ascensión a Alférez  fue en 1923 (Revista Ejercito y Armada). Pariente lejano del que escribe.

7)  Ciriaco Verde Manrique  (1914), hijo  Hilario y Eustiquia e  Isaac Escribano Manrique (1914), hijo Anastasio y Eleuteria. Desconociendo el lugar de los fallecimientos.

8) En 1837, en plena Guerra Carlista, se permitía la redención en metálico que era entre 2.000 y 5.000 reales. En 1851 era de 6.000 reales. En 1859: 8000 rs. 1975: 8.000. 1877: 2000 ptas. Para no ir a la guerra de Cuba de 1868: 6000 reales. Había seguros desde el siglo XIX para pagar cuotas por si tenías que redimir en metálico y se pagaba desde el nacimiento del hijo. También se pedían créditos para estos menesteres.

9)  En 1835: 1pie= 27,8 cm. 1 pulgada= 2,3 cm.  1 línea =2 mm

10) Nicolás Pérez Sanz, (1866 – 1943). Se casó con Antonina Gañán, de Torreblacos, en 1888. Viudo se volvió a casar con Fidela Gañán Cubilla, hacia 1912. Era el padre  del Marcelo Pérez, que muchos hemos conocido.

11) Nacido en 1873, y casado con Librada Frías, de Torreblacos. Hermano de Juan Romero (1874- 1943) padre de  Cristina Romero. 

12)  (1872- 1939). Casado con Petra Cubilla Escribano. Padre de tía Aurelia y suegro  de tío Evaristo.

13) “Felipe Moreno, de 20 año, y estatura cumplida pelo (…) ojos  bastante grandes, cara regular, barba naciente, color muy moreno, viste  chaqueta, chaleco y calzón de paño basto bastante andrajoso, medias blancas, calzado albarcas, ocupado en la provincia de Zaragoza, de oficio Pastor y otras”. Boletín Oficial de la Provincia de Soria nº 64 del 29 de mayo 1861.

14) El fin del “soldado de cuota” era aportar ingresos al ejército que era deficitario y favorecer a los de siempre. Así por reducción a 10 meses se pagaba 1.000 ptas. 5 meses, 2.000 ptas. Y además podían elegir destino. Los demás tenían que servir tres años

15)Teresa Ramírez Moreno era hermana de un maestro interino  que hubo en Blacos llamado Gaspar Ramírez Moreno en   1893 y 1894. Este maestro estaba casado con una viuda de Huerta del Rey llamada Filomena de La Cámara  Rica en 1891. Fallecida esta, se casó con Petra Bárcenas, tuvo una niña llamada Julia, bautizada en la pila de Blacos en 1898. Estas familias vinieron al pueblo con el cura Gaspar Moreno Carbajosa que estuvo de párroco desde  1854 a 1880. Este  cura está enterrado en el cementerio.

16)Marcelo Lafuente fue  2º teniente de infantería de Regimiento Isabel la Católica de Valladolid.  Jubilado como capitán, residió en Soria y largas temporadas en Blacos, con su esposa Tomasa Sanz Ropero.  

 

                                                  ANEXO

PERSONAS NACIDAS EN BLACOS PARTICIPANTES EN LA GUERRA CIVIL

(La tabla refleja los quintos nacidos en el pueblo, en los años en que se hicieron movilizaciones. Posiblemente falte alguno. No todos participaron en la Guerra Civil, por diferentes motivos: estaban en América, o vivían en la zona republicana, o habían fallecido antes de la guerra, o eran exentos por algún motivo importante.) . Lamentablemente casi todos participaron, la mayoría en la zona nacional. Se conocen con certeza dos fallecidos, de la zona nacional, que vivían en el pueblo. Si falleció alguno nacido y que no vivía en el pueblo, lo desconocemos.

Quinta del 1928  (1907)

Alejandro Muñoz, Rafael García Sancho, Hilarión Gonzalo Vinuesa,

Quinta del 1929 ( 1908)

Alejandro Muñoz, Rafael García Sancho, Hilarión Gonzalo Vinuesa

Teófilo Pérez Gonzalo, Vicente Escribano Martín,

Quinta del 1930 (1909)

Sinesio Martín Antón, Asterio Sanz Tejedor, Daniel Gómez Pérez

Quinta del 1932 (1911)

Doroteo Escribano Gil, Moisés Gonzalo Tejedor, David Gañán Gómez, Teógenes Mariano Martín Gonzalo,

Quinta del 1933  (1912)

Mariano Muñoz González, Mariano Romero Frías, Teodosio Marín Rubio, Pedro Ricote Gañán

Quinta del 1934 (1913)

Benito García Gonzalo, Eusebio García Martín, Toribio Pérez Gonzalo, Juan Gómez Pérez, Enrique Gonzalo Tejedor, Manuel Marín

Quinta del 1935 (1914)

 

Isaac Escribano Manrique (+), Enrique Gonzalo Tejedor, Toribio Escribano Gil, Ciriaco Verde Manrique (+), Argentino Pérez Tejedor, Adolfo Escribano Pérez

Quinta del 1936 (1915)

Jacinto Escribano Gil, Jesús Gonzalo Tejedor, Lucio Gómez Pérez, Higinio Romero Fernández, Isidro La Villa Esteban, Agapito Sanz Tejedor.

Quinta del 1937  (1916)

Mariano Sanz Pérez, Ángel Martín Gonzalo, Maximiliano Gonzalo Lafuente, Avelino Tejedor Pérez

Quinta del 1938 (1917)

Jesús Gonzalo Tejedor, Francisco Lafuente Sanz

Quinta del 1939 (1918)

Liborio Pérez Gonzalo, Ángel Gómez Pérez, Atilio Tejedor Pérez, Prudencio Lafuente Gañán, Julián Gonzalo Tejedor, Luis Verde Manrique, Máximo Sanz Tejedor, Venancio Tejedor García, Cecilio Origüén Chico

Quinta del 1940 (1919)

Hipólito Escribano Manrique, Cayo Pérez Origüén,

Quinta del 1941 (1920)

Anastasio Gonzalo Moreno, Ismael Romero Frías, Adolfo Tejedor Pérez, Teodoro Romero Frías, Carlos Gonzalo Moreno, Germán Sanz Tejedor,

Quinta del 1942 (1921)

Manuel Gonzalo Tejedor

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TORIBIO PÉREZ (1913-1924)
LIBORIO PÉREZ (1918-2010)
FRANCISCO LAFUENTE SANZ (1917- 1988)


Blacos, 5 de noviembre de 2024

Serafín Pérez García

Serfín.pérez.2014@gmail.com 












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