MOLINOS DE BLACOS, TORREBLACOS, VALDEALVILLO Y ABIONCILLO

 






Apunte nº 50

MOLINOS DE BLACOS, TORREBLACOS, VALDEALVILLO Y ABIONCILLO

Que sepamos en estos cuatro  pueblos  se concentraron varias industrias hidráulicas. En el río Abión tres molinos y un batán,  y otros dos molinos y un batán en el río Milanos. En total siete. También existen restos pétreos de alguna industria, pudiendo ser un lavadero de lanas, por encima del puente del río Abión en Blacos. En esta localidad hubo dos molinos y un batán, en Torreblacos un molino, en Valdealvillo un molino (no incluimos  la fábrica electroharinera de últimos de siglo XIX) y en Abioncillo un batán y un molino.

TORREBLACOS.

En el Catastro del Marqués de la Ensenada (1851), en las respuestas  generales de este lugar, concretamente la diecisiete, menciona  que hay “un molín arinero” sobre el rio Abión que muele todo el año con tres muelas, propiedad del duque de Abrantes, que renta 125 fanegas de trigo.

El algún momento la propiedad  pasó al concejo, posiblemente por compra, y  posiblemente  así conste en el Registro de Almazán.

Sabemos que en 1845  el concejo  “vende” el molino  a una vecina del Burgo de Osma llamada Águeda Sánchez (1). La venta se realizó tras reunirse el concejo  y acordarlo. Fueron sus representantes en la firma de las escrituras Julián Otín, Marcelino la Herrera  y  Juan Pérez, qué era el alcalde regidor. Venden el molino harinero de 2 piedras, “sito en el río y cauce del mismo Blacos”. El valor de la venta fue de 9.500 reales. Esta  “venta” era redimible, si se quería, en 3 años, entregando cada año 3.000 reales, contando en el primer plazo otros 500. Si no se redimían en los años señalados la pertenencia del molino definitivamente  sería de doña Águeda Sánchez. Mientras no se redimiera el concejo pagaría el día último del mes de marzo de 1846 y el 30 de septiembre lo acordado.  La renta debía colocarse  en su casa sin costas, bien en  grano, bien en dinero, el primer año 1.400 reales, en dos plazos.  En el caso de no redimirse, el concejo se constituía inquilino del Molino bajo el pago de la misma renta, sin limitación del tiempo del arriendo, pudiendo la compradora alterar la renta o venderlo. Los arreglos de la finca son por parte del concejo sin cobrar nada ni deducirse de la renta. Los vecinos declararon que el molino no está vendido ni enajenado ni empeñado.

Desconocemos la necesidad que tenía el concejo en estos años y qué le llevó a hacer esta venta con retroceso, que en realidad era un préstamo hipotecario. En estos años otros pueblos cercanos también tomaron censos similares por necesidades del concejo, sin saber determinar cuáles fueron. Suponemos que se redimió y volvió al concejo.

El concejo lo vendió en los años setenta al dentista de Soria, José Moreno, que era uno de los socios de la truchera, aguas arriba.

Actualmente se puede ver entre zarzas y otro arbolado la construcción del molino que  se va desmoronando. Desconocemos cuando y quién lo construyó, y quienes fueron los primeros propietarios, aunque por el estilo podría ser del siglo XVI, o anterior. Este molino tenía un azud (balsa de contención de agua), que llegaba por una aceña o caz desde una represa  por encima de donde se construyó la truchera, ya en término de Blacos. Esta represa era muy antigua, aprovechaba un desnivel del cauce del rio,  sobre un basamento de roca de aglomerado.  Hace pocos años se derribó por motivos ecologistas, sin contemplar que era una construcción histórica.

Con el tiempo podremos hacer una lista de Molineros que se emplearon, como fueron  Julián Oliva, casado con una hermana de Benedicta Simal,  de Blacos. (2) Tengo recuerdos de infancia de cuando ejercía de molinero Pedro Martínez, casado con mi tía abuela, Lamberta García Lafuente, allá  por la década de los sesenta, y bajábamos mis hermanos y yo a visitarlos (8)

(Edificio a cuatro aguas de mampostería con esquina de sillares. La portada del zaguán que hace de recepción de grano y entrega de molienda, es amplia y tiene un dintel de una pieza de piedra, soportado por dos mochetas que descansan sobre  jambas de sillares. Sobre este dintel hay otro, ligeramente curvado, de tres piezas haciendo la central de clave, cuya función es descargar el peso de elevado hastial; entre ambos hay un hueco de flexión. Las ventanas que dan al suroeste son pequeñas y enmarcadas de sillares desiguales. La del camino del Guijar es una ampliación hecha con ladrillos de otra más pequeña. La más grande, sobre la puerta, debió ser la habitación principal y tiene resaltado un vierteaguas o alfeizar. En la tramada o alargamiento norte hay una ventada geminada con una pilastrilla o mainel. A los pies dos modillones sujetaban un madero. Al norte había pequeñas construcciones de zahúrdas para guardar cerdos y gallinero. Posiblemente sea el más antiguo que perdura de la zona, posiblemente del siglo XVI. Una pena que se permita la ruina de un edifico histórico.)

BLACOS

De los molinos de Blacos existe bastante información en el blog “blacoshistorico”, en el apunte nº 28 “Construcciones urbanas singulares: molinos y batanes (I)” de julio de 2022. (3) 
En Blacos hubo dos molinos y un batán, desconociéndose las fechas de su construcción y quienes fueron los encargados de ello. Sabemos que a finales del siglo XVI pertenecían a los Padilla, señores de Calatañazor, concretamente, a Ángeles de Padilla. Esta señora los vendió a un vecino del Burgo de Osma, Roque de Cogollos (4), para sufragar la dote de una monja de su familia que ingresó en un convento concepcionista próximo a Santa Gadea (Burgos). El mayorazgo, y por supuesto los molinos, de forma indisoluble, perteneció a varias personas vecinos de Granada. El más famoso fue el General Mariano Álvarez de Castro, Marqués de Gerona.

Existe bastante documentación de los molinos en los protocolos notariales del Burgo de Osma, sobre todo de los arreglos y algún pleito de la Real Chancillería de Valladolid, y un acuerdo con el concejo para regar los prados con agua por encima de la presa.

La venta de las propiedades del mayorazgo se realizó en la última década del siglo XIX, Tenemos información de la venta de las fincas de Blacos, pero no de los molinos. Los últimos propietarios vivían en Madrid, Jaén y Granada. Es bastante probable que lo compraran varios socios del pueblo, que constituyeron una electroharinera a principios del siglo XX. Estos lo cedieron al Ayuntamiento que finalmente lo vendió a Juan Gómez Pérez, de la misma vecindad, por 100. 000 ptas. Este dinero se empleó en el alumbrado del pueblo.

 

VALDEALVILLO

El 1 de febrero  1839, Canuto del Amo  y su mujer María del Burgo (con licencia marital),  y ambos de Valdealvillo, que residían en el Burgo, venden el molino a Manuel Zorrilla, vecino del Burgo. El molino era de nueva planta, construido por los vendedores. Este molino estaba en la Peñuela, del puente de la carretera aguas abajo.  Tenía agua, cauce, desaguadero, dos piedras, y todo lo necesario para su funcionamiento. Junto al molino tenía una heredad de dos celemines de sembradura. Se vendió por 13.620 rs. (5)

En 1847 hay una obligación de Agustín Ortega y su mujer María Santos García   “de mancomun et insolidum” con Marcos Ruiz Zorrilla, por 800 reales,  que dicen que le deben. Deben pagar 400 reales el día de Todos los Santos, y lo demás igualmente el mismo día de 1848. Estas cantidades eran deudas del alquiler del molino. Como hipoteca figuran varias fincas  de María Santos en Cantalucia. (6)

En 1849 Manuel Ruiz Zorrilla, comerciante del Burgo, da en renta el molino a León Marín, vecino de Valdealvillo, por el tiempo de tres años. Cada año debía pagar 50 fanegas de centeno y además debía pagar 446 reales  de atrasos, puestos donde se les indicara. León contraía la obligación de limpiar dos veces al año el cauce y arreglar los desperfectos ocurridos siempre que no superaran las  cinco peonías (si era más lo asumía el propietario). El  molino tenía cuatro piedras molares de 42 dedos de grueso, en buen estado. Fiadores del contrato fueron Luis de Lafuente, Francisco González, Tomás García, todos vecinos de Blacos, y Lázaro Martínez, de Rioseco. (7)

En 1857 seguía  de molinero León Marín, desconociendo quienes fueros los siguientes molineros y  el último, así como los propietarios  del mismo hasta que se alzó  la fábrica electroharinera a finales del siglo.

En los planos del nuevo puente de piedra  sobre la carretera Soria- Aranda, realizado en 1858, se aprecia a su entrada, la demarcación del canal o cauce que conducía al molino.


 

ABIONCILLO

En el Catastro del Marqués de la Ensenada,  en las respuestas generales de este lugar,  se dice que hay un batán y un molino harinero de una muela, del que “dicen de cañón”.  Son de propiedad del Duque de Abrantes y de  Don Sancho Tovar, vecinos de Madrid. Los lleva en arriendo Manuel Vinuesa, vecino del pueblo “donde dicen la hoz” que renta el batán 200 reales  y el molino 78 medias de trigo.

En 1897 el molino está en manos de particulares. Estaba  localizado en La Hoz del LLueco, con presa y cauce de medio kilómetro. Tenía colindante una huerta cerrado de pared, al sur del río Abión,  de seis celemines de sembradura. También había, en El Cerrillo, la casa del molino con “planta baja, un pico y desván” lindante a liegos por todos los aires.

El molino rendía 50 fanegas mediadas de trigo centeno, que se repartía de la siguiente manera entre sus varios propietarios: Marcos García Vinuesa  (11 f, 8 z); Filomena García (9 f, 6 c, 2 ½ c); Daría Sanz (9 f, 6 c, 2 ½) (viuda); Pedro Pascual (15 f, 7 z, 2 c); Leocadio Vinuesa (3 f, 6z, 1 c). Todos de Abioncillo

La casa del molino tenía distintos propietarios, de forma que correspondía en proporción a Marcos García (1/8); Filomena García (3/8); Daría Sanz Torroba (1/8); Pedro Pascual (1/8); Leocadio Vinuesa (1/8); Idelfonso Antón (1/8)

El molino se vende parcialmente en 1897, las partes de Marcos y Filomena.  En la firma de las escrituras se aporta la autorización a Filomena por parte de  su marido Santos Tejedor Valle. Aunque tenía gravada  el molino una carga de un censo de 55 r “de pensión anual” de Marcos y Filomena, que la adquirieron por herencia de sus padres  Leandro García y Clotilde Vinuesa. Estos no tenían escrituras de propiedad y tuvieron que hacerlas en Calatañazor. Lo venden por  2.250 pesetas, en moneda de plata y billetes del Banco de España. Los compradores fueron Prudencio Gonzalo Caballero  y Gregorio Marín Ropero (9) (10). Prudencio, Filomena y Daría no firman la compraventa por no saber escribir.

     


 

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NOTAS ACLARATORIAS

1) Doña Águeda hace  el contrato de venta bajo el consentimiento de su esposo Luis Bueso, es decir, con licencia marital.

2) La madre del molinero se llamaba Marciana y tuvo 11  hijos que  estaban de molineros en Boos. Los padres de  Benedicta  Simal Pacheco, era Pedro (de Osona) y Felipa (de Fuentelárbol). Hacemos la reseña para indicar la movilidad de los molineros.

3) https://blacoshistorico.blogspot.com/2022/07/

4) Roque de Cogollos tenía tierras  y casas en la zona cercana del Burgo, en Blacos, Torreblacos, Torralba, etc. Fundó un mayorazgo  junto a su mujer María de Escalante, también vecina del Burgo. Más información en el blog  “blacoshistórico” https://blacoshistorico.blogspot.com/2024/05/el-mayorazgo-de-cogollos-en-blacos.html

5) AHPSO, Pt. notarial BO, de Idelfonso de  Sienes; signatura 3216, año 1839, ff: 13 r- 16 v.

6) AHPSO, Pt. notarial BO, de José Antonio Echevarría, de 1847. Signatura 3218, ff: 31 r-32 r.

7) AHPSO Pt. notarial BO, de Idelfonso de Sienes, de 1847 Signatura 3218, ff: 473 r-474 v.

8) Los molineros se movían de molino a molino, de pueblo en pueblo. El molinero Pedro Martínez Hernando, tío abuelo del que escribe, nació el 1/8/1888 en Rello, hijo de Pedro (de Caltojar)  y Antonia (ambos vecinos de Valderrodilla). Sus abuelos eran de Berlanga. Estuvo que sepamos en Fuentelárbol, Molinos y  Salduero. Se vino a Torreblacos por los años cincuenta. Casado con Lamberta García Lafuente, de Torreblacos (su padre de La Mercadera, su madre de Blacos). En otros apuntes, si procede como se conoció el matrimonio.

9) Gregorio Marín era el abuelo de tía Antonia (nacida en La Cuenca) y suegro del tío Teodoro (de Blacos). Estaba casado con María Asunción  Gonzalo (de Rioseco). Los padres de tía Antonia eran Manuel Marín  (1859-1913) (estuvo de molinero en La Cuenca) y Felipa Rubio. Hermano de tía Antonia fue Prudencio (Natural de Calatañazor)  que estuvo de molinero en Blacos.

10) Cuando Gregorio compra la parte del molino era vecino de Calatañazor. En 1905 tuvo un juicio por dar muerte a su esposa el año anterior. Ocurrió el dos de agosto. Parece ser que su yerno, casado con su hija Antonia, tenía “encuentros” con María Asunción. Gregorio despachó al yerno y en su ausencia, a las cuatro de la mañana, tras una discusión, donde ella reconoció los hechos, la asesinó dándole tres golpes en la cabeza y un corte de cuchillo al lado del cuello que le provocó la muerte.  En la sentencia se le consideró autor material, pero no responsable, ya que actuó en defensa propia y como consecuencia de un miedo irreparable “a un mal igual o mayor”. Fuente: Heraldo de Soria 10/9/2021. Basado en el libro “Crímenes y asesinatos en Soria” de José Vicente Balsa Frías.

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Pinto a 26 de noviembre de 2024

Serafín Pérez García

Serafín.perez.2014@ gmail.com

 

  

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