LA VENTA DE VALVERDE



De este tema no puedo en absoluto ser objetivo: el sentimiento me puede.

Nacimos y pasamos nuestra infancia y parte de nuestra juventud. También pasaron mis primos largas temporadas viviendo de forma integrada en la naturaleza, como nosotros, con las costras de las rodillas, que era lo que nos  separaba del entorno. Fuimos felices.
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El lugar donde está este edificio con su corral, era una arreñal de paredes de piedra como muchos otros cercados que hay en el campo  y  que posiblemente fuera de principios del siglo XVIII que se permitían hacerse  una vez desaparecida la Mesta. Se cercaba con piedra para el ganado y posteriormente se araba.  También se construía una taina.

 El lugar era cercano al pueblo y pegado al camino que iba a Almazán /Rioseco. (Camino que antiguamente unía la calzada romana que después fue el Camino Real con las granjas de zona a través de los dos puentes sobre los dos ríos de Blacos. (Este camino estaba empedrado y restos había junto a dehesa y en el camino del río Abión). El lugar era privilegiado por la cercanía al pueblo.

En 1744  justo encima de este corral, en el cerro próximo,  se construyó  una preciosa ermita titulada “Virgen de Valverde”.

En 1771 D. Tomás López (cartógrafo de Carlos III) encarga al cura de la Villa, Ramón Bary Martínez, que le describa el arciprestazgo de Calatañazor; y en la descripción de los lugares nombra la ermita pero no dice nada de esta posesión.

A partir de 1857 se empieza a construir la carretera Soria-Valladolid. En un principio el trazado iba junto a  la calzada romana y bajaba entre lo que llaman el Temeroso en Torreblacos y la Mercadera,  al puente de Valdealvillo . Este proyecto, llamado tramo 5º, se diseña por las Vegas y  se demora el acabado  hasta 1860 porque hay que hacer expropiaciones.

Por estas fechas nuestro  tatarabuelo, llamado Salvador Pérez Origüén (el terreno bajo la ermita  se llamaba las eras de Tío Salvador, donde se supone que trillaba) (Salvador también había pastoreado por la sierra de Inodejo) al realizar la carretera que sustituía al Camino Real vio una oportunidad de un nuevo oficio, ser ventero.

 Decidió trasformar aquel corral  en una venta, como otras que ya había cerca del Camino Real:  Valdealvillo, Torralba, la Mallona, etc.

BOPSO nº 74, del 20 de junio de 1862. Por lo que entendemos que ya estaba hecha la venta en esta época (y posiblemente fuere el posadero quien la encontrara). Para la elecciones de 1865, ya se le describe como posadero.

El Tío Salvador (1823- + 1888)  era muy listo y visionario. Se casó con María Escribano, que era viuda de Felipe regaña se casaron en 1845. (Ver nota aparte al final)

Salvador  tenía muchos líos y lo sabemos porque tuvo que liquidar un montón de censos, que posiblemente vinieran de sus antepasados propios y políticos en las desamortizaciones. Tenía censos sobre todo de la iglesia, como era la de Rioseco, de capellanías, etc. Y los tuvo que redimir en la desamortización de Madoz. No sabemos de dónde sacó el dinero, tampoco era mucho. Sabemos que se enfrentó a los curas por una finca que era del Hospital, suponemos que del  hospital del Burgo, y sin no fue excomulgado, al menos no le dejaban entrar en la iglesia.

La venta de Valverde era bastante grande, tenía edificio principal y bastantes cuadras para cobijar a los caballos y los carruajes y además tenía la dehesa pegando que le daba alguna ventaja. Decir que el pozo actual estaba bajo las cubiertas de los edificios de las cuadras.

También era un lugar peligroso, porque pasaban arrieros como los de la Real Cabaña de Carreteros, arrieros particulares que trasportaban grano a la comarca de Pinares y Cameros, comerciantes y… ladrones. Además estaba apartado del pueblo. Siempre oí que había muchos follones. También se cambiaban caballos de postas.

A Tío Salvador le sucedió Felipe Pérez  (que tuvo  a Cándido, Tomasa (madre de Avelino Tejedor), Timoteo (que vivió en molinos de Duero), y otros que se fueron a Buenos Aires. Tomasa y Cándido también emigraron, pero Cándido regresó pronto “pelao”.

En Soria era conocida la Venta por muchas razones. Entre otras porque era la parada previa de los toros, que procedentes de Colmenar Viejo, iban  a la capital para las fiestas de San Saturio.

 Suponemos que era buen lugar porque se les permitiría cerrarlos en la dehesa. De esto tenemos noticias de la prensa de 1891 y de 1909. Suponemos que habría fidelidad con el ganadero del pueblo madrileño y se haría todos los años. Supongo que era un acontecimiento también para los del pueblo.

La venta ardió el 30 de septiembre de 1897, y salió la noticia en el Avisador Numantino. Cándido tenia 24 años.

Tuvieron que buscar cobijo en el pueblo, a una casa que estaba donde ahora vive la Daría.

El abuelo Cándido era buen cazador, tranquilo, independiente, respetuoso con las culebras (en el pueblo se mofaban de  esta sensibilidad)  y  trabajaba lo justo. Se crió en la Venta  y la añoraba mucho y decidió reconstruirla, en un edifico más pequeño, que lo dejó sin terminar por dentro. Lo tenía de huerto.

La Venta contaba con bastante agua. Había un  pozo y por el centro del terreno pasaba un cauce desviado del arroyo Santa María, que pasaba debajo de la carretera y llegaba al puente de entrada a Blacos. Cuando se construyó la carretera tuvieron que hacer una alcantarilla de sillares para que quedara como había sido siempre cuando llovía. El abuelo Cándido lo convirtió en un vergel: plantó árboles de todo tipo, puso gallinero, conejos, colmenas,… Era el lugar donde se sentía bien e independiente. (Actualmente ya no llueve como lo hacía antes. El arroyo Santa María no lleva agua. Mi madre lavaba las sabanas en las pozas que teníamos en la dehesa y así no tenía que ir al río y nosotros estábamos alrededor jugando con el agua,  sin ningún peligro).

En el año de 1943, en agosto,  ocurre la quema de la cuarta parte  de las casas de Blacos. A mi padre se lo cuentan cuando regresaba, tras seis años de servicio militar. La tragedia fue grande y no se sabe como ocurrió; se dice que unos falangistas  que venían de Calatañazor que estaban requisando corderos y los guardaban en un casillo estuvieron fumando. Les acompañaba  a estos una persona conocida de Rioseco que no diré el nombre.

Al quemarse la casa se fueron a vivir a la casa nueva del Manuel, de la calle Bajera. Pero mi abuelo no soportaba al pueblo y decidieron con mi Tío Toribio tabicar la Venta y volver a sus orígenes. Posteriormente mi padre y mi tío hicieron el casillo anexo. Mi Tío se casó y fue a vivir a la casa de la Matilde, junto a la fragua y mi padre se casó ya mayor y decidió quedarse en la Venta como residencia.

Con mi abuela Felipa y mi Padre vivían mis primos de Madrid, en plena libertad, no faltaban huevos, pollos, patatas, etc. ni miel. Esta se guardaba en una artesa en la cámbara y en esta cayó mi primo Jesús, como Asterix, pero mi primo salió pringado de esa dulzura que ha conservado toda la vida.
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El incendio fue mu devastador, se quemaron muchas casas, alguna muy bonitas y antiguas. Tañeron todas las campanas de los alrededores y vinieron muchas personas en auxiliar.

Se planteó al general Yagüe su reconstrucción, pero desconocemos por qué no siguió la idea adelante. Se dice que los vecinos no llegaron a un acuerdo porque los que tenían casillos también querían casas.

El incendio merece un capitulo aparte. Yo apenas tengo información.



Cándido, Liborio y Luisa

Felipe
Cándido, detrás la Venta

NOTA APARTE: La primera información contada que tuve era que estaba casado con  María Marquina, de Torralba,. Error pues quien si tuvo parientes en Torralba fu su hijo Felipe Pérez, casado con Faustina Moreno , hijas de Eugenio Moreno y María Sancho de Torralba.

Pinto 14 de enero de 2020

Serafin Pérez García






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